No dijimos
No escuchamos
-Silencio-
Ahora perdemos…
Ya no quedan preguntas a este
lado del edén. Las cenizas de lo que fuimos se las llevó un viento llamado
olvido. Ahora alzamos la mirada, y guardamos la voz, una vez más, como lo
hicimos siempre, incluso cuando debíamos gritar. Ya no quedan árboles a los que
subir para mirar nuestro universo infinito. Si escribimos cartas será solo
nuestro recuerdo quien nos habrá la caja de cristal. No rompimos el candado de
nuestro ayer
Y cuando quisimos
hacerlo
Olvidamos que era
volar
Y caímos
Y callamos
Nos cumplimos las expectativas
que imaginamos. No abrazamos los cuerpos cuando ambos ansiábamos el calor. Y
ahora gritamos, desde la distancia la locura es infinita. Y mientras tanto voy
desencajando mi mandíbula en mil gritos en silencio. Ya no nos queda nada, se
apagaron nuestros sueños y la voz solo queda relegada al olvido. Nos supimos
mirar y ahora son las ruinas que nos rodean los únicos desechos sobre los que
caminar.
Imagino que es
levantar
Las ruinas de nuestro
edén
Mientras caminamos
por caminos separados
Hemos olvidado que era hablarnos
con los ojos y sentirnos con la piel. Apretamos el gatillo del olvido y
disparamos sin pensar. La bala esquivo el recuerdo pero creo el dolor. Fuimos
cobardes al mirar hacia adentro, y allí, solo allí reside el dolor. Poco a poco
nos convertimos en nuestras propias cenizas. Buscamos la libertad sin ser
conscientes de que ambos somos nuestra propia prisión. Decimos que recordamos,
que volamos para salvar el paraíso más eterno, y nuestros únicos pasos solo son
silencio.
Ya no queda nada
Salvo las ruinas de
nuestro edén
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