Caes…
-No soy yo-
¡Salta!
La oscuridad escribe tu nombre
Son tus ojos los que me hablan, y
gritan ¿a qué lado de la vida queda el silencio con el que me habla tu mirada?
No quieres saber, no quieres preguntar, tus alas, tu viento. Y tu voz se
quiebra, se apaga por un instante que pace eterno. Cansada, la vida nunca fue
un camino sobre el que caminar con los pies descalzos. Nadie dijo que sería
fácil intentar alcanza el cielo. Nadie dijo que podíamos detener las olas del
mar
Grita
Quema tu voz
Y apaga el miedo
Estoy aquí…
Casi puedes verme, solo te veo
caer mientras tratas de seguir hacer funcionando tu cuerpo. Nunca fuimos
eternos ni fuimos parte de ese conato de la vida más cercano a la cordura. Te
observo, una vez fui una parte de ti que quedó reflejada en el cristal.
Giramos, el mundo puede ponerse a la inversa. Y si estás cansada o tus alas
están cerradas te ayudo a subir. No se está tan mal a este lado del mundo
Pues tu suelo
Puede convertirse en
tu cielo
Y el vuelo es
infinito
Y tu mente es libre
Grita
Aún te queda voz
Si vez la luz tal vez estés cerca
del sol. Moveré tus alas pero guárdame un secreto: yo seguiré lejos del sol.
Podrás venir a pasear con mi locura, tus manos dibujaran camisas de fuerza
mientras escribes entre Poe y Neruda. Nada más cerca de la lluvia, el tiempo no
se detiene y aún puedes volar. Si el viento seca tus heridas no te dejes caer,
el vuelo siempre debe ser hacía arriba, hacia nuestro más abstracto infinito.
Grita
Aún puedes volar
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