Sucedió hace tiempo…
Un día vi el sol
Y olvidé la noche
Pero una noche
Decidí olvidarme del
sol
Sé que puede sonar extraño,
alocado diría yo, simplemente algunos piense que no deja de ser la idea de un
loco soñador. Si esa es la opción me sentaré sobre la luna y la aceptaré, no es
algo de lo que reniegue. Y quizás mucha gente jamás llegue a comprenderlo…
Hace tiempo decidí decirle adiós
al sol, no está hecho para mí. Supongo que toda despedida nace de alguna herida
y ahí debo reconocer esa parte de realidad. Pero lejos de las voces, del ruido,
de ese despertar ante los ojos de la vida, lejos de los besos, de las caricias,
de los abrazos, la noche forma parte de mí…y yo parte de ella, o al menos así
me gusta pensarlo.
La noche no es gente, rara vez se
ve a alguien caminando por las calles, y si lo hacen es con pasos largos firme,
casi sin tiempo para permanecer en la calle. Ni siquiera ciertos animales,
salvo algún que otro felino de pies silenciosos o algún ave de mal despertar,
rompe el silencio de la noche.
Y es que cuando todos duermen el
mundo se ve distinto, la vida fluye a un ritmo al que todos deberíamos
acostumbrarnos. Se aprecian más los olores y el ruido cobra un significado
totalmente distinto. Y existe algo que el mundo, en su más amplio concepto, ha
olvidado: de noche el tiempo no existe. El mundo permanece aletargado y el
único reloj que avanza son los pasos de la luna para dejar paso al sol.
Adoro la noche, no lo niego.
Relaja y permite pensar. Y es curioso: no pienso en ello, para mí los días son
una extraña paradoja de equilibrios entre días. He perdido el concepto de días,
de semanas, y por eso quizás, solo quizás, me vuelvo un poco más libres. Mí
tiempo no lo marcan las manecillas de un reloj, lo marca la luna y no hay noche
que no la vea por más que se esconda tras las nubes.
He perdido muchas cosas, lo sé,
soy consciente de ello. Quizás el día sea más agresivo, más contundente. La
noche no tiene prisa y trata todos por igual. He perdido voces, abrazos y
quizás momentos, también los vivo de noche, sigue siendo vida. Y disfruto a
cada instante, saboreando con calma cada uno de los detalles que la noche me
ofrece, que no son pocos y sobre todo: son los que mi libertad desea. He
perdido muchas cosas…he ganado otras tantas.
Y cuando sale el sol
Me voy apagando
lentamente…
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