Llueve sobre tu silencio
Quizás tan solo
necesites
Una dosis de amnesia
Has caminado sobre la sal de tus
heridas. Decían que iban a estar ahí, decías que ibas a estar ahí, frente a ti,
animándote cuando querías saltar. Sobre tus charcos de una lluvia fría viven
los recuerdos más vivos de un ayer que no regresará. Tu cuerpo se preguntaba
del porqué de la inercia, porque las aves vuelven al lugar donde fallece la
esperanza. Miras hacia abajo, ves tu reflejos en cientos de cristales rotos a
tus pies
Y gritas
Y grito
El camino es largo, nadie dijo
que fuera fácil volar sobra las olas del mar, nadie dijo que sería para siempre
esa parte del recuerdo llamada olvido. Te miro, y muevo tus alas. En tu
columpio de cristal las cadenas son de acero. Crees que puedes caer, que vas a
saltar arrasando tus propias heridas, agarrando con odio el poco raciocinio que
pueda quedar en ti. Crees que las olas del mar dejaron de mojar tus pies en el
aire
Y te observo
Y me observas
Y el reloj
Sonríe entre los
brazos
Finalmente el viento acaricia tu
rostro, mueve tu cabello, y le da cuerda a tu reloj. Finalmente la brisa mueve
tu cabello, y observo como el sol se opaca entre las nubes más abstractas. Es
ahí cuando te veo sonreír balancearte en tu columpio de movimiento perpetuo.
Solo era un poco de silencio, solo era un poco de retroceso antes de salir a
gritar. Y si mueves tus alas yo me quedaré en tu dulce columpio de cristal…
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