Como la lluvia…
Difuminándome a cada
segundo
En lo más profundo de
mi olvido
Parece que el reloj vuelve a no
equivocarse. Vuelvo a girarme y no estás, cruel imagen que no pudimos romper.
La oscuridad dicen que se torna para siempre y tal vez yo no quiera ver la luz.
Nos hemos limitado a correr el uno contra el otro y ambos sabemos que no
podremos mantenernos en pie. Vimos el sol caer y nos sentamos a un lado de la
sombra, tal vez mañana ya no suene el despertador
Y le gritemos a la
vida
Aquellos verso que no
tuvimos
Aquel latido que nos
dejó ciegos
Aquellos cielos que
nunca vivimos
Arde desde dentro, el calor del
silencio, el dolor de los cristales sobre la piel. Y buscamos una razón para
seguir mirando la luna y caminar, a nuestra manera, pero caminar. Y pisar la
sangre de nuestras heridas, saltar sobre una lluvia que no fue para nosotros,
sentir que seguimos vivos al otro lado del cristal. Me miras, me gritas, te
ausentas y te acercas a mí para gritarme que nada iba a calmar la ausencia de
la razón.
Que donde quede
nuestra voz
No quede el silencio
Porque ahí no estarás
tú
Ahí no estaré yo
-Y ambos seremos
ausencia-
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