Ingravidez




Aquellas palabras eran solo parte

Del silencio de sus propias pisadas


La ingravidez de los versos…

Y de aquellos cuentos hicimos un terreno por el cual volar. Nos dijeron que solo las palabras, deben tener tierra sobre la que caminar. Nos escribieron a media espalda, dejando que nuestras alas se secasen con la última tormenta de una primavera que no supo cómo dormir. Nos dijeron que el universo solo es un lugar que no podíamos alcanzar, nos dijeron que las estrellas no son más que las letras de un poeta que escribía cartas sobre el mar.

Las alas no debían moverse, estas pertenecían a un lado de la realidad, y allí, los sueños no son más que líneas que se escriben en los días de silencio. Nos dijeron que los planetas, solo son instantes de un verso, rocas que se alejan de un mar que no deja de avanzar. Nos ataron las alas a su propia realidad, alejando de cualquier sueño, nuestras ganas de volar, nos dijeron que simplemente, debíamos caminar por la tierra que ellos mismos habían creado, que solo nuestros sueños, eran parte de nuestra propia personalidad.


Nos dijeron tantas cosas

Que se olvidaron que es volar


Una carta que no se escribe, ella habla de su realidad, de esa en la que el hombre, ha dejado de soñar, esa en la que la tierra, solo es un instante más. Las palabras se abrazan, se describen en silencio, y ellos solo quieren caminar.


Y es ahí

Donde pisamos la tierra

Dejando que todo

Comience a volar


Quisimos que nuestras alas, dejasen de ser parte del silencio. Y dejamos que nuestro propio universo, tomase forma de ingravidez, y dejamos que todo fuese, aquello que debía ser. Nos pusimos en el universo, y les escribimos en cada una de nuestras alas para que comprendiesen que es volar. Que la ingravidez no es más, que una forma de volar por la tierra. Y que el universo no es más, que un instante en aquello que llamamos…eternidad.

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Océano, las cartas vuelan sobre tu silencio




Volar

-Silencio-


Y me dicen todas tus cartas, que me he ido para no volver…

Quizás te extrañe la batalla, quizás me digas que mi voz, no es más que el recuerdo de una primavera que nunca debió llegar. Quizás recojas mis escritos, aquellas cartas a las que  no quise ponerle nombre, y si lo tenían, estaba claro que tus palabras y las mías, iban a volar por horizontes distintos.


-Silencio-


Has descrito en tu almohada, los versos que no supe escribirte mientras tus brazos, eran un océano infinito. Cuando mi ausencia lo era todo, mi nombre se difuminaba en el silencio de tus labios. Y que mis letras se van alejando de tus abrazos, y que mis manos ya no te buscan para describirte en cada uno de los acentos, que mis alas, han dejado de volar por tu universo. Y que todo, ya nada será igual.


-Silencio-
-Guarda las cartas-


Y si quieres, deja algún recuerdo sobre la luna, no forman parte de mí por más que tus silencios busquen mis palabras. Los silencios fueron ganando terreno a un universo que no pertenecía, quizás, tu querías que lo fuera creando, que mis letras fuesen parte de esos planetas que tanto hablaban de ti, pero que iban distanciándome tan lentamente, que casi cuando acabé de escribirte, yo ya había marchado.


-Silencio-
-Escribe sobre tu almohada-
-Alguna carta en blanco-
-No serás tú-
-Pero seguiré siendo yo-


Y volar será aquella carta que nunca te escribí, aquella distancia sin palabra. Y marcharé a la batalla, escribiendo, volando, siendo consciente de que no serás tú, la que escriba en los acentos más tristes de una noche en la que no, no llegaré para decirte que estaré ahí. Pues al fin y al cabo, nuestros universos, aquellos que una vez, cuando creíamos ser parte de un mismo todo, se abrazaron. Y del mismo modo, cuando no esté, comprenderé que es volar. Y lo haré sin ti, lo haré con aquellas cartas, que hablan de vida, que hablan de realidad, que hablan de eso…eternidad.  

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Cuando tus palabras sean solo un recuerdo en la eternidad




Son solo palabras
¿Recuerdas?


Era un universo infinito y no era para ninguno de los dos…

Y nos hicimos una promesa, nos dijimos que las alas, no debían volar más allá de la propia soledad. Nos hicimos infinitos en un verso a media palabra, de esas que no se dicen, pero se escriben en cada acento para guardarlas en un cajón. Me dijiste que tus alas, solo eran un instante en mi propia eternidad, y dijimos que los pasos, siempre debían ser en silencio, dentro de un universo, que no nos pertenecía. Me abrazaste con tu silencio y te escribí con el mío.


¿Quién fue?
¿Quién rompió la promesa de la voz?


Despierta…

Despiertamente, y grítame tan lentamente que ningún quería el pacto, que ninguno comenzaría a escribir sin el otro. Abrázame tan fuerte, que me claves tu recuerdo tan dentro de mi silencio que puedas hacerlo tuyo, dime que en la palabra, quedó solo el recuerdo de un verso que ninguno de los dos quería escribir. Dime que los recuerdos, solo son bocetos de una palabra que lanzamos sin nada, sin nadie, solo con nosotros, sin más palabras que las del camino que se alejaba para acabar frente a frente


Y tú contra mí
Y contigo
Y  todos contra un universo
Que simplemente nos hizo volar


Y el pacto se guarda, no fui yo quien decidió saltar sobre la luna, y dejar las que cosas de tu propio universo, se cruzaran en mi camino, Y decir, que nada fue eterno, abrázame con tus palabras para que puede escribir en tu silencio. Y dime que nuestro pacto, no fue más que una distancia, que ninguno quiso tener, y dime, porque en las madrugadas, silenciaba la voz. Simplemente quizás nuestro pacto, nos hizo ser lo que parte de ese universo…de esa eternidad.

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Y las palabras fueron cartas que escribieron en silencio




Y que la palabra
Solo era un instante de silencio
Que acabó siendo eterna


Simplemente eran cartas, de esas que se escriben, pero no se echan, de esas que nos dicen que somos, o simplemente que sentimos, pero que guardamos en una palabra, que permanece entre papeles, que acaban formando parte de nuestra vida. Que quizás, solamente seamos libres a la hora de dejar, que nuestras manos sean nuestras palabras, y que siempre, queda algún silencio tras el remitente. Supongo que es una forman de vivir, de aquellas que se recuerda, de esas que se añoran, de esas en las que la vida, cobra un sentido algo más poético dentro de nuestro propio camino.


Y  me dices
Que sin ellas
Apenas pude mover las alas
Y me dices
Y me cuentas
Que es la vida
Dentro de tu pedazo de papel


Y en ocasiones, te escribo desde dentro, desde un lugar donde las palabras me conocen y me describen con cada acento. Es por eso que te guardo, en silencio, con cada una de las palabras que al volar, se convierten en el silencio del verso. Y te abrazo lentamente mientras te escribo en cada acento, y te beso en cada espacio, y te añoro en cada verso. Y mover mi propio universo para acercarlo al tuyo, que al fin y al cabo son las palabras, las que van acercando el propio universo, ese de las caricias, ese de la distancia que nos abraza desde dentro.


Y ser eternos,
Más allá de la palabra
Más allá de nosotros mismos


Escribir cada palabra como si mis silencios, buscasen cada uno de tus abrazos. Ser consciente de la realidad de tu universo, ese que nos separa estando junto, ese que nos escribe, en cada una de las líneas de su propio verso, ese que nos abraza en cada uno de sus silencios. Y las palabras nos acercan estando lejos, por esos las escribimos en una carta que guardamos en silencio, para no echarnos de menos, cuando estemos lejos. Y ahí, en algún lugar de tu verso infinito, ahí es donde simplemente sucede que somos parte de un mismo…universo.

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Escríbeme




Escríbeme
Quizás solo antes de marchar
Las palabras queden guardadas
En un silencio en media palabra


Escríbeme entre tus caricias, entre los recuerdos de nuestras palabras,  en aquellas que nos desdibujamos en cada uno de nuestros versos. Escríbeme con tus alas, escríbeme cuando vayas a dormir y yo ya haya marchado en una primavera que no llega. Y dime como te ha ido, dime como te fue antes de decirme adiós. Escríbeme en tu abrazo, en el rincón más tierno de tus labios, en el silencio de cada una de las cartas que dejamos sobre la mesa. Y dime en cada acento, el porqué de la tristeza de la luna.


Escríbeme en los acentos
De cada una de nuestras palabras


Escríbeme despacio, como si el silencio no quisiera borrar mi nombre. Dime que en la distancia, las caricias no son de despedida, y déjame que en tu recuerdo, escriba toda mi vida. Escríbeme con aquellos lápices que dejé sobre la mesa, quedan muchos sueños por cumplir, y ellos forman parte de universo, ese donde subía a escribirte mientras dormías, y me abrazabas en re caricias y versos que besábamos bajo la luna. Escríbeme con tus caricias, con tus palabras, y con cada uno de tus silencios.


Escribirme en la palabra
Con cada una de tus caricias
Escríbeme con los labios
Con cada uno tus silencios


Escríbeme con calma, la luna, permanecerá ahí, a mi lado, mientras te escribía palabras en mi propio universo. Y dime que en el silencio, también tienes el mío. Dime que me quieres, sin palabras, sin sonidos, pero con versos. Escríbeme en cada canción, en cada nota que suene, más allá del silencio. Escríbeme mientras duermes, mientras recorremos la distancia entre tu universo, y aquel instante mío….en el que escribí tu eternidad.

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Vuelas, y el silencio te abraza en la distancia




Volar entre las palabras
Y comprender lo que un día fuimos


-Allí en tu universo-
-Queda un espacio infinito-


Mis maletas se han cargado, de recuerdos de lo que fuimos, partí de viaje cuando tu silencio era mío. Dejé la puerta de casa abierta, quizás no quedaba nada en su interior, salvo las hojas de un diario que nunca pude completar. He viajado por un lugar, que creía desconocido, y me alejé de ti, siendo tu tan solo un silencio que no era mío. He dejado las cartas abiertas, quizás ponga tu nombre, y la deje sobre la luna, quizás allí, en un lugar que no era mío, alguien las recoja, y me diga cómo te ha ido.


Marché lejos
Tanto
Que el silencio fue solo un boceto
Y palabras que no te había escrito


Y en la distancia llegó tu silencio, llegó el lamento de corazón dolorido. El mundo me dijo que habías llorado, que habías buscado entre los versos, una flor que fuese para ti. Me dijeron que habías dejado, un asiento en la ventana, y que la lluvia, abrazaba cada una de tus lágrimas. Dijeron que solo era silencio, una carta que se deja sobre la mesa, de esas que hablan de tristes despedidas sin nombre.


Has abierto los recuerdos
Del silencio de los abrazos


Y gruñí entre los libros, y abrí los recuerdos de los versos más humanos, los de la realidad de los versos, los de las hojas que van viviéndose a cada instante. Y allí, en la distancia de un horizonte lleno de estrellas, comprendí que debía volver. Que quizás solo necesitaba ese silencio que no era para ti, que debía asumir aquello que era ante ti, aquello de lo que no hablo, aquello que tu abrazabas mientras éramos silencio, aun sabiendo, que tus besos, no eran parte de los míos. Pero asumimos la realidad, del cielo, de aquello que no dijimos, y que dejamos que el silencio…marcase el camino infinito.


Vuelvo a casa, antes de comenzar a volar

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Tú, que vuelas en el silencio de las palabras





Y quizás en la palabra
El silencio marca siempre los abrazos


Yo no te echo de menos al buscarte en un instante. Ni tu boca dice los versos de unas alas que no dejaron de moverse. Yo no puedo ser lo que reniego junto aquel verso junto a tu océano, junto a aquellos brazos, que acariciaron con la palabra, la suavidad de tu silencio. Yo no puedo decirte que vuelvas, ni escribirte una vez más, como si tus pasos fuesen el camino, que un día creí dibujado sobre una luna que no me pertenecía.


Yo no fui tu
Ni siquiera fuimos una parte
Separada de un todo infinito


Que no puedo decirte que mis palabras no son tuyas, que quizás solo fue un silencio entre las alas, que quizás, solo fue un silencio entre los versos. Y no pude echarte de menos, mientras buscaba entre la nada en un universo vació. Y quizás no me hayas echado de menos, y hayas quedado a un lado de mi propio camino. Y te diré que no te necesitaba en cada uno de mis silencios, mientras tú, permanecías en un sitio que yo mismo describí.


Y quizás en tu regreso
Ese todo
Solo sea un tu
Que no dejas de ser más que yo


Resulta que negar, lo del todo, lo del ser distintos en las palabras, es negar que no somos, lo que somos mientras lo fuimos. Que al fin y al cabo, en tu reflejo de luna repleta de versos, no eras tú quien volaba, y describía en los conceptos, cada uno de mis bocetos. Pues al fin y al cabo, cuando tú volabas, no eras tú. Por eso no puedo echarte de menos, ni describirte a cada instante, pues tú, eres yo, y si regresas a mi lado, comprenderemos que fuimos parte de ese universo que comprendimos. Y que juntos, separados para ser uno…siempre seremos eternos.

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Sonríes, mientras abrazas el universo




Y que las sonrisas

Pertenecen a un cielo infinito


Y te escribo a cada verso del silencio, mientras alguien canta en la distancia en el vagón de un tren sin nombre. Las palabras son los caminos ¿recuerdas? En un cielo infinito un ángel de alas negras juega con el silencio de su propio nombre. Y te escribo en cada acento, buscando entre mis manos, el camino hacia ese cielo del que hablamos, donde los ángeles juegan a ser mayor en el silencio.


Si supieras
Las palabras de la madrugada
Era una promesa que debía cumplir


Y te abrazo entre mis letras, jugamos a saltar entre las lunas de nuestro propio universo, tu tratando de regalar tu sonrisa, yo buscando la manera de que esta sea eterna. Y me gusta abrazarte en el silencio, mientras busco la senda de nuestro propio verso, donde las calles callan y los autobuses cuentan historias de silencio. Te escribo mientras duermes, mientras buscas los sueños de la eternidad, y afuera, en una ciudad que parece adormecida, mis manos van avanzando hacia el camino de la sonrisa.


Si vivieras
Los versos
Que nunca escribí
Comprendería él porque
Solo queda silencio en mi universo


Y te escribo entre las calles de la gran ciudad, sabiendo que la distancia no es más que un silencio que se agranda a cada paso. Te escribo porque soy libre, dentro de la propia condena la palabra, aquella a la que sabes que decidí anclarme, mientras busco entre los bares, la copa de la última luna. Te escribo para que no olvides, los poderes que tienes, el porqué de tu vuelo, las veces que has soñado mientras recorrías las calles de una ciudad que dormía. Y ahí estaba yo, buscando entre mis sueños un instante para toda una eternidad.

Y te escribo entre los versos de un Neruda que dormido, recorre las calles de nuestra ciudad. Y te observo en la distancia de sueño, de la nube sobre el cielo. Recorriendo las calles de unos sueños que se cumplieron. Y ser consciente de lo importante que es saber que estás bien, que cuando te veo con la mirada sumida en la luna, recorro todos mis fragmentos, luchando entre cada batalla, la manera de eso…de hacerte sonreír.


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Una parte (real) de nuestro propio universo




Sucede que somos eternos.

Que lejos de ser una de esas palabras que quedan ancladas en las líneas de los versos más honestos, no es más que una realidad que aprendí a contemplar. Y mientras lo iba haciendo, mientras recordaba toda y cada una de las vidas que han pasado por mis silencios, he aprendido el valor de la eternidad.
Y me gusta pensar que ahí, en un lugar pequeño en el cual decidí crear palabras, alguien sonríe, alguien aprende con tus palabras, que realmente somos eternos, y no porque lo escriba, sino más bien, porque tú que me lees, me lo demuestras a cada instante. Me gusta pensar que somos los otros, que tanto tú, como yo, somos el recuerdo de alguien, somos esa palabra que no pronunciamos, cuando estamos acompañados de gente, pero que cuando estamos en soledad, aparecemos como el más bello de los versos.

Soy consciente de que ahí, en la distancia, somos el silencio de alguien. Y lo siento, no creo en la distancia, esta no es más que una palabra que no se dice, un silencio que aparece, allí donde deberían haber abrazos. Me gusta pensar que hay gente que, a pesar de la distancia del cuerpo, miran la misma luna, tan lejos, pero tan cerca. Me gusta pensar que alguna vez, alguien escribirá nuestros nombres, y los guarde en el corazón, ahí donde el olvido no tiene cabida, hay donde vivimos una y otra vez para ser felices, y ahí, somos eternos.

Debemos ser conscientes de lo que somos, que los somos todo para alguien, por más silencio que haya en torno al abrazo de nuestras palabras. Me gusta pensar que algún día, al mirar atrás recordemos todas esas personas, serán eternas, al igual que lo seremos nosotros, y tú, que me lees en tu silencio, si, también serás parte de esa eternidad. Porque si nos paramos a contar estrellas, estas nos dirán que eternidad es un presente que avanza, que se crea a medida que avanzamos por ese camino llamado vida. Me gusta pensar que somos eternos tanto en la palabra como en el silencio, que somos esa parte de la vida en la que creamos la sonrisa de alguien. Y me gusta pensar en la belleza silencio, y en ser conscientes de que, cuando seamos silencio, los recuerdos de aquellos a los que hicimos eternos, nos harás ser felices, felices dentro de nuestra propia vida.

Porque somos eternos, porque los poetas no escribieron la realidad. Al fin y al cabo la palabra escrita queda bien, pero es aquello que sentimos dentro, la que nos hace volar a cada instante, vivimos mil veces en un solo recuerdo. Somos eternos, somos esa realidad que se escribe en silencio, debemos asumir que somos la sonrisa de alguien, que somos ese silencio cuando la soledad acompaña y necesitamos un abrazo. Somos esa parte de los versos de los demás, que se escriben en la distancia del silencio para ser eso…eternos.


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Y dicen que en tus sueños sobre un horizonte infinito





Los sueños han quedado
En el horizonte más abstracto de la palabras

Y mientras duermes, el silencio nace en tus sabanas…

Y te describe en cada detalle, mientras vuelas entre unas estrellas, que no dejaron de cuidarte. Allí, en la distancia más absoluta, los sueños me dicen que vives, que una vez fuiste feliz, y que ahora, en el todo de la vida más exacta, tus manos dejaron de ser tus alas. Y has escrito mil versos, no hay ninguno para ti, todos forman parte del silencio de los sueños.

Que quizás entre tus sueñes abarquen, los versos jamás escritos pero siempre pronunciados, y en la distancia del todo, allí donde no queda nada, los sueños se vuelven firmes, y te hacen volar, lejos de aquellas palabras que quedaron escritas en cualquier rincón, allí donde las estrellas duermen junto una luna que les cuida, y les invita a salir por el universo, para que sean libres, igual que lo eres tú, pues en tus sueños, prima siempre la libertad de tus alas.


Y en cada gesto
Una palabra
Y en cada caricia
Un gesto infinito


Y me dicen tus sueños que en ocasiones te cansas de volar, que en ocasiones, la roca se ancla bajo tus pies y te hacen no ser eterna más allá de la palabra. Tus sueños me dicen que el cielo, en ciertas ocasiones, deja de ser tu refugio cuando quieres dejar de volar. Tus sueños me cuentan que estás despierta, que quieras cambiar las cosas, no el todo de lugar. Tus sueños me escriben desde el horizonte, allí donde yo veo el mar, y me cuentan que algunas veces, te han visto sonreír, pero que es tan breve, que si una sola caricia del universo puede escribir sobre tu almohada.


Volar
Ese gesto infinito
Que realizas con tus labios


Las palabras de tus sueños me dicen que estás despierta, escribiendo cartas en tu almohada, con las alas en el cielo y los pies en el horizonte del universo. Sueñas, y en cada palabra un gesto, una caricia en cada uno de los acentos, y describes tu todo más bello, aquello que nos hace ser de papel, como las cartas que lanzamos al viento en cada uno de los sentidos. Como aquella parte del cielo que nos hizo ser…infinitos.

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Cuando la letra dice palabras en silencio....




Las palabras, quedaron escritas…


En un rincón
Donde el viento no mueve palabras
Y el silencio
Es la voz


Cuando las manos, te dibujen en cada paisaje, y te cuente, cada uno de los conceptos más abstractos, cada una de esas palabras que, sin ser pocas, contaron mil universos. Y la voz se vuelve palabra, y la palabra, simplemente se escribe en un boceto, tan breve, que casi puedes acariciarlo con los labios. Y a un lado del mundo, allí donde las palabras callan, y nos volvemos eternos en los versos, allí, en aquel lugar de suaves palabras, allí tus manos, describirán cada uno de los acentos.


Y seremos de aire
Tan firmes como eternos


Sucede que en ocasiones, las pocas palabras, dicen mucho entre el silencio. Y si echo de menos, abro los paréntesis que separan tus labios de mis versos, y si te escribo, en silencio te voy abrazando, tan lentamente, que casi puedo sentir tu pecho, tan cerca del mío, que el tiempo parece detenerse entre las palabras, en cada uno de esos bocetos que describen cada una de mis palabras.


Y vuelo
Y me acerco
Y te tengo
Y me alejo


Cuando las palabras se conviertan en verso, cuando en cada uno de los acentos escriba un nombre entre el universo, cuando te eche de menos, y me pierda entre tus sabanas, cuando tus manos acaricien el cielo, cuando te describa en cada uno de los acentos, cuando te cuente cuanto te quiero, en cada uno de mis silencios, cuando la voz sea palabra y la palabra sea un verso, cuando seamos un nuevo poema…cuando seamos eternos.

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Montaña




Sucedieron

Las palabras fueron eternas
Y crecimos más allá de la montaña

Abajo dejamos la ciudad, las promesas quedaron escritas cerca de algún verso en el mar. Y subimos la montaña en búsqueda de nuestra antigua guerra. Y somos dos es busca de un nuevo viento, y somos la sombra de lo que dejamos atrás. Quisimos ser parte del viento, y escalamos una montaña desde lo alto de nuestro corazón, quisimos que la ciudad nos viese crece, y contase nuestras palabras mientras nos hacíamos parte de nuestro sendero.


Y volamos sobre el mar
Sobre aquellas palabras escritas


Escalamos hasta las estrellas, a lo lejos queda la ciudad que nos vio crecer. Ahora somos parte de ese universo que abraza nuestra propia montaña. Y estoy aquí, dentro de este salto infinito, donde la línea de la palabra, es un camino infinito. Y donde quedan las cartas, allí dejamos los secretos de nuestra guerra. Y quisimos avanzar, y quisimos ser eternos, quisimos ser parte de esa montaña


Volar
Ser libres
Dentro de nuestro propio silencio


Una montaña llamada vida que decidimos escalar, donde los sueños son eternos y la realidad es un camino que vamos haciendo entre los dos, entre el cielo más infinito y la caricia más eterna. Juntos escalamos hasta llegar a ser parte del universo, y ser parte de un todo llamado vida, y escribir en cada piedra de la montaña, el verso que nos dijimos. Y una vez más, comprobamos, como pudimos ser de viento…como pudimos ser eternos.

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Abrazas la palabra



Abrazas

Las palabras son el camino, y tus manos, mueven el sentido del verso en cada fragmento. Saltas sobre el océano, las olas son un abrazo infinito, bella palabra escrita en lo más alto de tu propio horizonte, allí donde la luna baila, y te abraza en cada palabra.

Y amaneces, despiertas en cada acento, saltas en cada palabra, abrazas en cada silencio. Y lo eres todo, dentro de tu propio universo. Ser parte de ese mundo, de ese camino, de ese eterno verso, que te describe en cada gesto, y en cada palabra


Te besa
Te abraza
Te hace eterna


Caminas sobre las olas, una vez dijeron que eso, era infinito. Como lo es escribirte, y dejarte cada carta, allí donde duermen los nombres. A cada paso, te haces más eterna, y descubres, el porqué de los versos, el porqué de las manos pintando tus propios paisajes, describiendo cada silencio, como solo fuese un instante. Y al ser todo, caminas por el universo, abajo, a los pies de tu propio verso, las olas del mar, te echan de menos


Y la eternidad
Se descubre
En cada uno de los acentos


Vuelas, igual que volaron los sueños, despiertas, igual que soñamos despiertos, pues ahí, en ese instante en el que tu boca se vuelve deseo, descubrimos los que es sentir, descubrimos el tacto de la piel, ahí, donde no queda nadie y nos abrazamos tu y yo. Allí donde se escriben los versos, y me abrazas, y te escribo. Allí donde las olas dibujan cada uno de los silencios. Allí donde la palabra escrita es verso, allí donde abrazamos el cielo, allí donde somos…eternos.

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La guerra del todo: el recuerdo




Quieres regresar

A donde el silencio

No es más que un recuerdo

Que dejaste al partir


Y quizás comprendas el porqué de la batalla…

El recuerdo se hace firme, quisiste ganar en una tierra que no tenía nombre. Tus soldados han dicho que te has convertido en la sombra de un bello recuerdo, que cuentas espadas en silencio, y que aquella que no cortaba, fue la que ganó. Viniste a por mí ¿recuerdas? Yo no era más que una palabra que no se escribía, pero que abrazabas tan fuerte, que creíste hacerla eterna. En un océano de palabras saltaste sobre mis silencios.


Y convertiste tu guerra

En el más bello de los recuerdos


Soy un pedazo de tu propio verso, y me besas desde lejos para no hacerme de silencio, me desatas de las palabras, que te llevaron a la guerra, y te rindes a los brazos de aquellos que querían la paz. Nadie escribirá la palabra derrota ahora que somos silencio, nadie dirá porque la luna, besó tus propias armas, nadie dirá a qué sabe el viento si este no es más que un suspiro en lo más profundo de tus labios.


Viniste a por mí

Cuando yo ya estaba lejos


Quedará el más bello de los recuerdos, la caricia más firme cuando marchaste, no era lugar para ti si venias con la guerra anclada entre tus brazos, no era lugar para enfrentarnos en una guerra que no pedí, no es un verso de despedida, es un verso por verte volver sin tu guerra, aquella que te hizo marchar, aquella que te trajo hacia mi mientras escribías versos sobre la luna. Dejaré la puerta abierta por si quieres volver, pues la paz…es parte de nuestro universo.

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La guerra del todo: la batalla





Saltas


Los silencios quedan relegados

A una palabra antes de la batalla


Y te lanzas a por mí, vienes a por justo al anochecer

Me dices que vienes a ganar, en una batalla que forma parte de ti. Cumples con tus palabras ante el silencio de tus propias alas. Somos enemigos frente a frente que se lanzan con todo en una batalla que solo escribió una palabra.

Y te conviertes en el hielo, antes de lanzarte hacia mí. Fuego contra el calor de batalla que no escribí. Ambos decidimos bailar con las espadas bien firmes, y me besas por un instante, me dices que ansias la victoria que no te pude dar, me dices que formo parte de ese pasado contra el cual me enfrenté.

Dicen las sombras que te vieron saltar con la firmeza del viento, que ibas con todo, a ganar tu propia batalla. Dicen que volaste tan alto, que incluso la luna te quiso abrazar, y por eso me besaste, alzaste tus armas sin tiempo para reaccionar, y golpeas con tus labios por no hacerlo con tu cuerpo, y juntamos las alas mientras el mundo observar el fragor de la batalla.


He bajado desde mi luna

Solo para darte un abrazo

Antes de partir


Las espadas en todo lo alto, tus manos sobre mí, y tu cuerpo describiendo la senda del silencio. Dicen que marchaste en silencio, que cuando finalizó la batalla, quisiste renegar de mi nombre, dicen que quizás, ya no lo vuelvas a intentar, pues cuentan que viniste a buscar la guerra allá donde solo había paz.


Y regresé a mi lugar

Para seguir en mí silencio


Cuéntame como te fue, como supieron lo besos que nunca te dije, dime porque los abrazos, no deben ser infinitos. Y te diré porque tu derrota, no fue más que una forma de ayudarte a volar, y te contaré todos mis silencios, y te diré porque aquella no era mi guerra. Que juntos haremos, de nuestra historia un verso, para anclarlo en cada palabra, en cada acento, en nuestro propio campo de batalla.

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La guerra del todo: declaración de guerra, posicionamiento




Silencio

Tus pasos avanzan hacia la guerra

Has traído a tus soldados a un campo de batalla, te observo desde la distancia, ya vienes a por mí, vienes a mi encuentro en una guerra que yo no desee. Y dices desde lejos que vienes a vencer, que vienes a cumplir aquellas palabras que escribiste sobre el viento, lejos de todo sonido donde duerme la poesía más exacta, allí donde las flores duermen en tu jardín. Voces que dicen que es tiempo de guerra, palabras que se escriben para avanzar.


Te conviertes en hielo

Antes de venir hacía mi


En tiempos de guerra, no conoces la paz, eres la sombra de lo que no fueron, y sabes que puedes atacar, vienes a por mí, es algo que anisas pues tu voz, solo lleva mi nombre. Tus soldados quedan a la sombra de tu espalda, alzas tu mano mientras besas los labios, en tiempos de guerra las palabras guardan silencio, eres viento y destino a la vez, y no te culparé de lo que un día fuimos


Al fin y al cabo

Vienes a por mí

Yo, que un día fui como tu

Silencio en mi propia paz


La batalla está servida, a mi espalda el vacío de la soledad, toda mi tierra anclada en un lago de letras infinitas llenas de silencio que yo mismo escribí. Venías a por mí y te dejé avanzar, eres la firmeza del todo, segura a cada paso, con la voz firme de tantas victorias tras de ti. Cuentan que ansías esta batalla, que anisas la guerra contra aquello que solo era silencio. Dicen que tus labios marcan los pasos, que tras de ti, sienten la admiración, son tantas las victorias, que solo ansias una mas


Y tras tus armas dejas

Las sombras que te vieron crecer


Una batalla que no desee, y vienes a por mí, y vienes a ganar aquello que nunca tuviste, aquello que hace avanzar firme en tu propio terreno de batalla. Sobre la tierra los nombres que escribimos, hay estrellas en el universo que abrazan cada uno de los silencios que te escribí, y quizás vengas tan firme, que desconozcas el porqué de la batalla. Vienes a por mí y juntos…hablaremos solo de paz.

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La guerra del todo: El aviso




A lo lejos…

Solos en medio de una tierra repleta de batallas. Y caminabas al frente, tu batalla en mi guerra. Sombras conocidas dentro de un universo imperfecto, la fragilidad del silencio en tu arma contra mi batalla.

A un lado tu silencio, al otro mis palabras, solo somos dos desconocidos en un mundo donde vienes a declarar la guerra, y apenas te conozco, apenas sé que no eres más que un acento más dentro de una misma batalla. Caminas desde lejos, allí donde la voz no es más que una palabra que se escribe.


Vienes a por mí

Vienes a despertar

Aquello que creímos dormido


Tus pasos son la firmeza, tantas batallas a tus espaldas que has perdido la noción del silencio. Y ahí tú eres feliz, vienes a por mí, alguien lo escribió en una palabra, somos la propia sombra del silencio, y tú vienes a por mí. Y lo haces con la firmeza de tantas victorias conseguidas, con aquellos recuerdos que te hicieron crecer dentro de la batalla, vienes a paso firme, con la tranquilidad de todo, que comenzó siendo nada, y ahora eres tú, para ser parte de los abrazos.


Soy un silencio

Que simplemente permanece

Al otro lado del muro

Que pretendes escalar


Caminabas hacia mi silencio, y yo no era nada, solo una batalla que ibas a librar, una de tantas, pero contra un enemigo que quizás ansiabas. Y me tienes frente a ti, mientras yo continuo en mi silencio, si vienes a por mí despiértame, quizás comprenda el porqué de tu posicionamiento en este campo donde otras personas cayeron, donde tantos nombres, quedaron eternos sobre la tierra, a un lugar donde ambos…somos parte de un principio.

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