Somos silencio


Allí, donde no queda la voz…

-Lejos-

-Muy lejos-

Donde la palabra se guarda, y duerme entre los recuerdos más opacos de la alegría. Allí donde el recuerdo vive y nosotros, aquellos que caminamos por la vida y volamos por lo sueños, allí queda el silencio, allí donde las manos hablan y los labios callan, y besan el viento, y esculpen castillos en el aire. Allí donde el silencio es un sonido que recuerda, que nos habla, que nos dice, y que nos hace ver, que simplemente somos frágiles dentro de un universo de acero.

El ruido no es más que una palabra a medias, un silencio que no termina de caminar. Solo somos silencio, no palabras, pues nuestro cuerpo es capaz de decir muchos sin escribir nada. Solo somos esa parte del recuerdo, ese instante en el que nos buscamos cuando marchamos sin decir adiós y nos preguntamos ¿Dónde están aquellos que un día fueron parte de nuestra vida? Y ahí, justo ahí, el silencio crece, y nos hacemos pequeños ante un universo que grita sin decir ni una sola palabra.

Somos silencio, las palabras son caminos que vamos realizando día tras día. Incluso en la noche, en ese espacio de tiempo donde nos hablan las estrellas, seguimos caminando en el silencio. Porque somos capaces de hablarnos, de decirnos, de contarnos, de hacerlo todo cuando estamos en silencio. Pero cuando estamos delante de aquellos que fueron vida, el silencio se difumina, se contrae, y tan solo queda el recuerdo de una palabra no dicha, de un gesto sin nombre, sin palabras, solo con recuerdos que escribiremos en soledad.

Somos la ausencia de palabra, porque tenemos pies y manos para caminar por nuestras acciones. No solo somos capaces de recorrer caminos con nuestros pies, nuestras manos caminan más libres. Pero ellas no hablan, no forman parte del camino del silencio. Porque en ocasiones las caricias, son versos dentro del silencio. Porque podemos ser capaces de estar ante los que queremos y dibujar con nuestras manos todo un universo entero.

Solo somos esa parte ínfima de un todo que un día será solo ruido. Ruido recordado, que nos hará recordar, y mirar atrás, y contemplar cada uno de nuestros silencios, y de aquellos momentos en que debimos nacer en la palabra.

Solo somos eso, somos silencio.


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