El recuerdo siempre permanecerá…
La voz, la dulce voz, no es más
que un recuerdo inocente dentro de nuestras palabras. El universo es un océano infinito,
tan infinito, el cual podremos perdernos. Las miradas serán estrellas con las
que dibujar un firmamento, pues en la distancia, nuestras miradas se juntarán
con el cielo. La sonrisa será el amanecer de los recuerdos, de nuestros versos
más abstractos, de nuestros sueños más vivos.
Y los abrazos serán
La llave que proteja
nuestro interior
Quedarán los días, las horas, y
esos instantes en los que en silencio deseábamos que el reloj no avanzase. Y
nos quedamos sin voz, pero con palabras. Nos apagamos por un instante en nuestras
miradas, bailaremos hasta que salga el sol. Y cuando despertemos sabremos que
la distancia no es infinita. Que en tu pecho dejé una última carta antes de
volar. Donde queden nuestros recuerdos quedará la inmensidad de lo más eterno.
Porque vayan donde
vayan tus pies
Yo estaré contigo
Y en silencio
Te diré que todo va
bien
Quemaremos las letras, las líneas
más inmensas de unas horas inacabadas. Quedarán esas aventuras, esas locuras de
palabras llenas, quedarán los recuerdos más sensatos, los silencios más tristes
de una noche sin fin. Seremos aire, seremos recuerdos. Y en nuestras vidas
miraremos hacía atrás, con un océano anclado en la mirada pero con una luna
dormida en nuestros labios, y así, dulcemente, nos recordaremos. Seremos de
acero ante nuestro mundo, frágiles ante el recuerdo, vulnerables al adiós
Y si aún y así me recuerdas, no
olvides que debes sonreír.
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