Una noche en mi ciudad



Quizás, solo sea un instante…

Tan breve, que casi puedes sentarte con la luna a tus pies. Y ahí, como si de un susurro se tratase, la ciudad, duerme tranquilamente entre tus manos. Quizás, debía detener por un instante el salto, dejar que las luces de la ciudad, me mostrasen el camino al hogar. Y ser consciente, de que en ocasiones, debes permanecer sentado, en un lado del mundo, mientras todo avanza, y tu, tienes que estar ahí, como de un abrazo sin nombre pero lleno de palabras.

Mi ciudad duerme, todo queda aletargado a un susurro que no lleva nombre. Y le observo desde lejos estando cerca, tan cerca, que con cada una de mis palabras recorro todas sus calles. Quizás en algún lugar, alguien recuerde mi nombre, es algo que no esta echo para mi, que quizás, aquellas olas que añoraba, sigan esperando el regreso a casa, y que quizás, en algún lugar donde no puedas encontrarme, mis palabras hablarán de eternidad. Y me siento de espaldas al cielo, observando en silencio como todo, sigue avanzando, mientras yo, comprendo que por ahora, debo seguir aquí, en un lugar donde nadie pone un nombre.

Y abrazo con la palabras los sueños que no me pertenecen, porque en ocasiones, tal vez en los momentos en los que puedo serlo todo, prefiero abrazar a mi silencio, y quedarme siendo nada. Porque mi ciudad duerme, y rechazo a esos poetas, esos que te dicen que bajarán la luna, y que hablan de añoranza, que escriben en cada acento un conato de melancolía, de esos poetas. Cuando mi ciudad duerme, se convierte en tu ciudad, en la ciudad de aquellos que vuelan, aquellos que claman por una batalla que no, nos pertenece. Y nos hacemos de papel, pero eternos, tanto, que se recuerda el silencio de nuestra voz, no el sonido de nuestras propias batallas.

Porque si algo tiene mi ciudad, ahora que todos duermen, es que puedo sentarme en un lugar en el que nadie pueda abrazarme. Y abrazo mis rodillas, como cuidando de aquello que quise aceptar, y comprendes que en ocasiones, tan solo la soledad es capaz de cerrar aquellas heridas que tienes. Y te alejas de todo, al fin y al cabo es tu ciudad, y en ella, nadie puede encontrarte. Porque aquí, en esta ciudad que tanto conozco, cuando todos duermen yo, me limito a volar.

Y si pudieses abrazar con tus palabras estas calles, estos fragmentos en cada esquina, esos besos prohibidos en portales desconocidos: estoy lejos de casa pero cerca de ningún lugar. Si pudieses abrazar ese silencio cada uno de sus versos, subirías a la montaña, y podrías alcanzar cualquier estrella. Porque cuando duermen y algunos, en la soledad del verso escrito, nos limitamos a volar para decirte, que cualquier cosa, se puede lograr, solo es imposible si no se intenta, y aún y así, ya lo estás intentando. Al fin y al cabo, nadie abraza nuestras palabras.

Abrazado a su silencio recorro todas sus calles, y vivo por un instante, las vidas que dejé atrás, quizás por eso ahora, necesite el silencio de los versos, la soledad de las palabras, y la distancia de un universo que una vez, comprendí que no era para mi pero por el cual, nunca dejé de volar. Porque mi ciudad, al anochecer, es un océano de caminos infinitos, de cuentos de aventuras, de abrazos, y de besos, de caricias y poetas sin versos, pero con palabras.

Quizás desde este lugar del mundo, y ahora que mis pies se mueven en el universo, comprenda, y escriba en cada una de mis palabras, que mi silencio no es más, que una forma de volar sin ti, que al fin y al cabo, todos necesitamos apartarnos por un instante. Con mis alas abiertas, el anochecer me dice que esta, es mi ciudad, y que su distancia no es más, que una carta sin nombre escrita en un papel que nos abraza. Y es por eso que aquí, comprendo porque es parte de todo...de tu eternidad.

Tus alas de papel



Solo quedan las palabras.


-El silencio ha dejado--
-Parte de nuestro propio camino-


Y me decías que soltase, que solo querías ser parte del mar, yo tan solo quise ser ese momento de tu eternidad que vive en tu recuerdo cuando nadie te ve. Hablábamos de las batallas, de las guerras en las que tu apartabas tu mano de mi propia herida, me decías que no debía volar si no era para mi. Me decías que mis palabras no eran más que una voz que no suena, solo quería ser parte de una eternidad que lentamente, se iba difuminando como estrellas al amanecer.


Decías que solo era cuestión de saltar, tu me pedías un universo, yo simplemente dejarme llevar por las olas del mar, regresando cada día a casa. Y me abrazabas cuando todos dormían antes de dormir, decías que todo estaría bien, que las alas debían detenerse en lejos de una batalla que no dejaba de avanzar. Nos hacíamos eternos en cada instante, y observamos como avanzar, era un gesto de valentía. Decíamos palabras paran abrazarnos con los silencios. Y dejamos que las manos dibujasen horizontes por los que poder caminar.


Era del todo infinito, aquellas palabras que caminaban al amanecer. Tu no eras más que un suspiro en la noche, yo una batalla al otro lado del mar. Que la voz era un salto, de esos que se den cuando todo va bien, hasta que decides marchar, para encontrar en aquellos fragmentos, los versos que hablaban de ti.


Y decidí soltar
Ahora que puedes volar


Soledad, abrazas a cada instante cuando marcho de tu hogar. Quedas en el recuerdo de una batalla que no supe cambiar, quizás tan solo era cuestión de escribir lejos del mar. Ya nada queda excepto el recuerdo, y estás ahí, en cada uno de esos instante en los que la vida, se empeña en llamar recuerdos.


Y te desvaneces
Tan lentamente
Que tu recuerdo solo son
Las letras escritas en un papel


Que solo quedará el recuerdo de todo aquello, que solo quedan alguna palabra guardada en algún cajón, que solo despiertas y queda mi ausencia, que lejos de ti, quizás encuentre la carta que una vez pude escribir. Y queda tu recuerdo efímero suspiro en un cielo que abraza tu ciudad en mi distancia. Que solo queda el saber que tan cerca, me alejo mientras escribes con mis manos, que solo es silencio por mi parte, y cuando vuelvas a casa, compruebes que marche lejos de ti...para toda una eternidad.

Los abrazos del camino de las palabras



Solo eran palabras…

Solo era un camino que se desconocía…


-Uno de tantos-
-Entre tan pocos fragmentos-


Y cuando nuestras palabras se cruzaron, nos hablamos de los abrazos más humanos, esos que sin decir ni una sola palabra, son capaces de decirlo todo. Y me perdí en mi silencio, una vez más, como siempre, no quería despertarte de tu letargo de mis batallas, esas de las que no hablo. Y quería decirte que de madrugada, a esas horas en las que duermes, los vuelos son infinitos.


Y ojalá y vieses
Por donde mis manos son capaces volar


Una vez lo hice lejos, y me respondiste con la palabra del abrazo. Y te diría que mi vida ha sido una ausencia de ellos, te diría que he gritado en la soledad de la batalla, esa en las que nos hacemos mayores mientras deseamos que el mundo deje de avanzar. Te diría que aquellas palabras que te hicieron comprender el verso, ya no duelen, ya no sangran. Te diría que aprendí de ellas, que asumí su realidad. Y que al fin y al cabo, el mar solo era una palabra escrita.


Porque cuando duermes
Me dedico a volar


Y mientras la ciudad duerme, me pierdo en los abrazos infinitos. Porque cuando despiertes, tan solo seré ese silencio que desconoces. Al fin y al cabo, el camino había comenzado, todo es eterno, incluso el recuerdo más triste de la ausencia de los abrazos no escritos. Te diría que podrías volar, que en ocasiones tu mirada, océano de palabras infinitas, me dice que tu sonrisa no siempre ha sido el horizonte con el que querías volar. Los abrazos no son más que una forma de demostrar que nos importamos, que a pesar de las sonrisas, los abrazos, esos de los que añorábamos su ausencia, son la parte más importante del silencio


Y si vienes a volar
Comprenderás porque en la noche
Mis palabras son infinitas


Estás ahí con tu silencio en tu palabra, pero con la sonrisa siempre puesta en los demás. Me dices que eres feliz, que tu mirada no es más que la ausencia del verso escrito, que al fin y al cabo, todos tenemos palabras sin decir, pero que se escriben. Y quizás un día salte sobre la luna, es algo que suelo hacer, y que más allá de la batalla, que más allá de la firmeza de los abrazos, más allá de donde las palabras llegan, tu también formas parte de aquello que una vez llamé...eternidad.

Soltar




Quise escribirte antes de volar


-Quise decirte tantas cosas-
-Que acabé siendo silencio-


Y al dejarme llevar, te escribí una última carta…

Escribí un adiós sin palabras, quise que fueras parte de un universo que no dejaba de gritar ¿recuerdas? Dijiste que estarías ahí, pero olvidaste que era yo quien debía soltar. Te escribí una canción en el silencio de tu piel, esa que nos mostraba la furia de una batalla, y en tu voz una palabra, que hablaba de seguir adelante, de luchar por aquellos sueños que hablaban de soledad.

Quería decirte tantas cosas, que te escribí una palabra. Quise decirte que tal vez, no era la felicidad de mis propios gestos con los que podía volar, no era yo quien lo hacía ¿recuerdas? Una vez me dejé caer y tu no estabas ahí. Fue por eso que me dijiste, que caminaras estando ahi.


Y de todo aquello
Tan solo queda soledad


Quise buscarme entre mi silencio, y cuando grité, me había alejado tanto de ti, que no quería volver. Mis batallas eran solo mías. Y me viste sangrar en varios silencios, viste como mi piel expresaba la furia de aquello que me tenía prohibido, y me rompí en mil pedazos para levantarme una vez más. Decías que estaríamos ahí.


Pero no dijimos por cuanto tiempo
No dijimos en que palabras
Estaba la ausencia de nuestra despedida


Y te busqué en cada uno de los recuerdos, quizás nunca sea tarde para volar. Quise caer tu silencio, escribirte una vez más, antes de decir adiós. Que cuando despiertes, cuando vuelvas al hogar que nos vio crecer en la palabra no escrita, el muro ya estará levantado. Porque si me preguntas si te eche de menos en tu ausencia, te escribiré que nunca dejé de hacerlo.


Y por eso mismo
Decidí soltar


Porque tu sonrisa es el espejo con el que añoran ser las estrellas, esas que nos miraban desde lejos para estar cerca, porque tus alas nunca debieron cerrarse, porque tu camino debía seguir, tenías sueños, y tenías las alas abiertas cuando me hablabas de ellos. Decías que querías volar, que tenias un camino que recorrer. Me hablabas de la libertad de los versos prohibidos, de los abrazos más eternos, de estar ahí, cuando fuésemos a caer, en la soledad de la palabra.


Y te escribí en mi silencio
Palabras que nunca te dije

-Distancia-


Soltar, las alas se abren y se deja caer, el vuelo de aquel ser que se negaba a reconocer el porque de las alas, el sentido de las palabras que no se dijeron. Y todas aquellas aventuras que debíamos vivir, en la distancia, pero sin soltar de la mano, hasta que decidiésemos soltar. Es por eso que quería escribirte una última carta antes de volar. Podría hablar te de eternidad, de los abrazos, de los versos escritos. Pero cuando regreses...yo ya no estaré ahí.

Quisiera escribirte sin palabras




Quisiera escribirte sin palabras


-Solo con los versos-
-Que en silencio vamos contando-


Quisiera decirte que mi cuerpo no es más, que el silencio de una palabra que no pude pronunciar. Quisiera decirte que en la distancia, los abrazos se cuentan entre dos, y que me siento protegido, más allá de tu silencio, aunque cerca de mi propia fragilidad. Y escribirte en cada sonrisa, dejar que las alas, dejen paso al silencio, y quedarme a tu lado cuando queramos al fin volar. Quisiera decirte que he volado solo, que he caminado con los pies anclados en un cielo en el cual, la voz propia, no era más que un verso que se escribía en la distancia.

Quisiera decirte que mi sangre, es solo mía, que mis heridas, tan solo yo las puedo cerrar. Quisiera decirte que sí, que ahí, sentada con mi cuerpo inerte, estás tú ¿recuerdas? Te hablaba de la felicidad, y es ahí donde sé que puedo encontrarla. Que aunque golpees mi cuerpo con esos sueños que una vez te dije que podían hacerse realidad, ambos sabemos que busco en ese camino, el verdadero motivo de la felicidad.

Y se
Que si al final sonríes
Habrá valido la pena
Y se
Que tan solo me quedará
Abrazarte para que puedas volar


-Sin mí-


Quisiera decirte que adoro esos momentos, en los que simplemente, me limito a volar, el mundo es un lugar alucinante ¿recuerdas? No formaba parte de mí, solo quise entregarlo a los demás. Quizás en ocasiones, mis palabras se alejen de mí, y rehuya de aquello cuanto aparece en mi voz. Quisiera decirte que son tantas las batallas, que en cada una de ellas, fui alejándome de mi nombre, y que me alejo de mí mismo, para acércame a aquello, de lo que siempre quise renegar, y que una vez, lo fue todo.

Quisiera escribirte y decirte que sigo despierto, que dejado sobre tu cama, parte de mis propios recuerdos. Quisiera decirte que al fin, encontré en tus pedazos, un lugar por el cual luchar, un lugar donde reposar mis manos, y dejar que mi cuerpo, sea parte de tu propio verso. Quisiera decirte que ahí, en tus brazos y observando como sonríes, como vuelas, es donde encontré la felicidad.


Espero que al volar
Compruebes que es ser parte
Del universo que escribíamos


Quisiera escribirte tantas cosas, que si lo hago, apenas podríamos volar. Y decirte que en ocasiones mi propio silencio, ese del que tanto sabes sin apenas pronunciar una sola palabra, hace mi cuerpo reclame su lado del silencio. Decirte con cada una de mis palabras, que formas parte de aquello, que ni tuve cuando volé, pero que tú me has enseñado a tener. Quisiera escribirte y no lo hago, porque ya lo estoy haciendo. Por eso tan solo quiera decirte…que formas parte de mi eternidad.

Los abrazos en la noche: volabas, y escribías mi silencio



Y escribirte entre palabras

Y decirte en cada suspiro
El dolor de mis propias alas


Que dijimos que solo seriamos la palabra, y que nos abrazamos clavando en nuestro pecho, el dolor de una batalla ¿recuerdas? Sangraba a cada instante que no volaba, y solo tú lo comprendías. Y me decías que estarías ahí, decías que quizás mis alas habían olvidado mi nombre, que tal vez, debía haberme girado, y gritar contra todo, para no hacerme más daño, y dejar que mi brazo, dejase de hablar en silencio.


Comprendías que el ayer
Marca el ahora de las heridas
Y acaricias mis alas
Haciéndolas tuyas por un instante


Y caigo, me pierdo en mí mismo, me abrazas y comprendes, porque ansío volar. Y me dices que no te suelte, que no piensas hacerlo mientras duermo con abrazos con no son míos, siempre los negué, siempre rehuí de las palabras en mi camino, que sin ser mías, tenían mi nombre escrito. Sabes que necesitaba volar, y me abrazaste fuerte por ello, ambos sabemos que no habrá un mañana sin un vuelo hasta el final.


Espero que me perdones
Cuando suelte tus abrazos
Y me aleje de ti
Para ser parte de tu eternidad


Quizás no sea tarde, para seguir buscando la manera de buscar en cada verso, el acento de tu sonrisa. Quizás encuentres en cada uno de mis silencios, un porque a aquella vez en la que quise abrazarte tan fuerte, que comprendiese que yo no era eterno. Y sentirte tan cerca cuando de mí, estoy lejos. Que yo no puedo volar contra aquello que acabó ganando, que no quiero volar solo por él, por aquello que da vida, mientras se desangra por dentro en cada uno de sus silencios, que mi piel no es más, que el secreto de una palabra que conoces. Porque solo así comprenderé, que sin ti…podías ser eterna.

Carta vacía con tu nombre escrito



Han escrito tu nombre.

Dicen que te esperan para comer, que tu sitio sigue vacío, que tu ausencia se hace tan larga, que dudan de que esto sea vida. Dicen que te escriba de nuevo, que te cuente que en tu distancia, tu silencio se vuelve tan mío, que me piden que te escriba, y que te siguen echando de menos.

Han puesto los cubiertos, como siempre, con un cuchillo a cada lado, y una servilleta doblada en esquinas. Dicen que han preparado tu comida favorita, que en la distancia, tu silencio se hace más grande, y me piden que te escriban, que las cosas siguen igual, desde que te has ido, desde que decidiste marchar.

Las cosas han seguido su ritmo, pero tu ausencia aún nos marcada cada paso de nuestro presente. Dicen que ya nada será igual desde que te has ido, que las calles parecen más ausentes ¿recuerdas? Aquí aprendiste a sonreír, y lo hicimos juntos. Es por eso que te escribo, porque estás calles llevan tu nombre, y también sonrieron contigo. Dicen que aún recuerdan tus palabras, tu sonrisa, tus buenos días cuando salías de buena mañana y alegrabas con tu sonrisa, los pasos de todos cuanto se cruzaban en tu camino.

Algunos me dan recuerdos, otros, simplemente se han ido. Los que se quedan me preguntan por ti, que como te va en la distancia, que si algún día, volverás. Dicen que tu ventana sigue estando igual que la dejaste, que solo de vez en cuando se abre para que el aire, recuerde que es la vida. Dicen que aún recuerdan tu sonrisa, me dicen que si vendrás a las fiestas donde solíamos juntarnos, y donde éramos felices, junto con los demás.

Y me dicen que te escriba, que te echan de menos, igual que lo hago yo. Porque comprendo tu distancia, y duele como aquel primer verso de tu despedida, porque no hay día que no te eche de menos, porque cada una de tus ausencias, es recordarte una vez más. Y duele saber, que no debo ser yo, quien deba esperar. Y te aseguro que cuesta comprender, porque tenemos que echarte de menos, sabiendo que estás bien, y nos esperarás con tu sonrisa, porque cuando nos volvamos a ver, seremos ese abrazo que no nos dimos, y nos contaremos que tal nos ha ido. Y se, que será entonces, cuando nos volvamos a encontrar.

Quizás te escriba una vez más…

Simplemente te echaba de menos

Eres


Eres…







El verso de cualquier escrito
La palabra que recorre mi boca en cada uno de tus suspiros
La noche de los poetas más vivos
El abrazo más bonito de tu infinito
La canción que se vive mil veces en cada uno de los recuerdos
El deseo del silencio prohibido
La ciudad que amanece en mi cama
La montaña que duerme en mis sueños
La carta que nunca se escribe




El labio que recorre mi cuerpo
El dedo que recorre los círculos de mi cintura
La batalla por hacerte protegida
Las alas que mueven cada uno de tus sentidos
El baile en la distancia del camino entre los besos
Ese instante tan breve que separan tus labios de los mios
Una noche entre mis letras
Una eternidad tus libros
Los recuerdos sin palabras descritas
El mordisco en el labio inocente
Aquello que no te dije y te abracé con las palabras
El silencio del todo…
Del que no queda nada,




Por eso eres
Por eso
Eras
Y ahora




Soy

Y tú ya no estás aquí...




Simplemente debíamos volar


Y no ser la primavera
Que escribía sobre un invierno en la ciudad


Que no éramos más que un instante, breve, casi efímero, una palabra que no escribíamos. Que las cosas, simplemente no eran como aquellas palabras que nos lanzábamos sin dudar, creíamos en nuestra certeza, no es aquello que nos unía. Pero simplemente son palabras que no puedes escuchar, solo son silencios ¿recuerdas? No soy la voz de tus palabras, no soy las alas que no quisimos abrazar. No soy tu instante, al fin y al cabo, nuestra voz, en este presente más inmediato, solo es silencio.


Comenzamos con la guerra
Para acabar comprendiendo la paz


Pero de aquello hace ya mucho ¿recuerdas mi nombre? No soy tu voz, y tú no eres mis alas. No somos más que distancias, quizás recuerdos, es algo que no puedo escribir, yo no soy tu, a pesar de que tu silencio, forma parte de mí. Tú no puedes escribirme ¿recuerdas? Rompimos nuestro pacto antes de comenzar a volar. No somos más que la distancia de las palabras ¿recuerdas? Adoro el sonido que produce mi propio silencio. Y ahí, dentro de esa burbuja de cristal, nos abrazamos por un instante.


Y justo en ese instante
Comprendimos que es la eternidad


Pero solo queda la distancia, me observas como si fuese un instante de palabras, como si quisieras creer, en qué dirección muevo mis alas ¿recuerdas? Soy silencio, pero ambos sabemos que este no es para ti, cerraste las alas mientras yo decidía volar. Que quizás recuerdes mi nombre, que quizás recuerdes el porqué de mis batallas, que quizás, describas todos mis versos en el silencio de tu habitación, quizás, hayas escrito mi nombre en tu olvido y mis alas lejos de tu ciudad.


Y comprender
Que solo el silencio
Es lo que queda de nuestra voz


Que tú ya no estás, que yo simplemente, no soy más que el silencio de tu recuerdo. Porque una vez nos abrazamos, y compartimos el dolor de la batalla ¿Quién desea volar con otras alas? ¿Quién dijo que las promesas, debían quedar escritas, en el verso más eterno de la palabra? ¿Quién describió la luna sobre el mar? Dime que ahora, solo parte de tu silencio, dime que tu voz, no lleva mis palabras. Porque a pesar de todo, porque a pesar de la firmeza de la distancia y el silencio de la palabra escrita, te abrazo desde mis batallas aunque creas que no estoy allí. Una vez nos abrazamos, nos hicimos uno, y nos separamos para toda una eternidad. Y ahora sin ti, compruebo que nuestro universo, simplemente debía ser eso…infinito.

Silencio, las palabras vuelan




Silencio


Me has abrazado despacio
Como si fuésemos un mismo universo


Y has descrito entre mis versos, cada uno de mis bocetos. Sueñas, quizás yo siga despierto, quizás mañana, cuando levantes de tus palabras, no nos quede ningún verso, y en la distancia, comprendamos que fuimos un sueño, que acabó siendo la realidad, de los besos que no acabaron, que no marcharon, cuando tus labios y los míos, solo eran una distancia tan breve, que casi podía palparte, y tocarte, con cada uno de mis silencios.


Y mis brazos quedan desnudos
Del abrazo de tu verso
Silencio


Solo queda la distancia, de las cartas escritas, en un horizonte eterno. Quizás cuando regreses, la casa estará vacía, llena de los únicos versos, que siempre quise escribirte, pero que siempre guardé dentro. Aquellos que hablan de los besos, de las caricias, del silencio, de la distancia entre tu nombre y mi verso, aquellos, que escuchabas cuando te abrazaba como si nada, pudiese ser más grande, que la distancia que ahora…


Nos separa
Nos aleja
Nos hace eternos
Silencio…


Y tus manos abrazan el silencio, que dejé sobre tus cartas. Que quizás, solo era parte de un verso, en el que tú escribías, mientras yo, me alejaba desde dentro, desde todas aquellas letras que ¿recuerdas? Eran parte de un universo en el que yo, simplemente yo, era un instante en tu vida, un instante que quisiste hacer eterno. Que quizás marche para siempre, como lo hicimos para toda la vida ¿recuerdas? Era un sueño, y este nos pertenecía.


Y cuando volamos
Lo hicimos con una ciudad dormida
Y entre sus calles
Escribimos los versos
Que dejamos que fuesen sueños
Silencio


Y en la palabra dejaré, una distancia tan infinita, que solo seamos parte de un recuerdo del cual se escriba, pero en el cual, no pondré mi nombre. Este debe permanecer, en el silencio de tus labios, allí donde tus palabras escribían todas tus cartas. Y quizás cuando regrese, tan solo queda un universo, que dirá como nos fue, cuando no quede nada, y solo queden, nuestros nombres en el silencio. Mientras tanto escríbeme, seguiremos siendo lo que fuimos…eternos.

Ingravidez




Aquellas palabras eran solo parte

Del silencio de sus propias pisadas


La ingravidez de los versos…

Y de aquellos cuentos hicimos un terreno por el cual volar. Nos dijeron que solo las palabras, deben tener tierra sobre la que caminar. Nos escribieron a media espalda, dejando que nuestras alas se secasen con la última tormenta de una primavera que no supo cómo dormir. Nos dijeron que el universo solo es un lugar que no podíamos alcanzar, nos dijeron que las estrellas no son más que las letras de un poeta que escribía cartas sobre el mar.

Las alas no debían moverse, estas pertenecían a un lado de la realidad, y allí, los sueños no son más que líneas que se escriben en los días de silencio. Nos dijeron que los planetas, solo son instantes de un verso, rocas que se alejan de un mar que no deja de avanzar. Nos ataron las alas a su propia realidad, alejando de cualquier sueño, nuestras ganas de volar, nos dijeron que simplemente, debíamos caminar por la tierra que ellos mismos habían creado, que solo nuestros sueños, eran parte de nuestra propia personalidad.


Nos dijeron tantas cosas

Que se olvidaron que es volar


Una carta que no se escribe, ella habla de su realidad, de esa en la que el hombre, ha dejado de soñar, esa en la que la tierra, solo es un instante más. Las palabras se abrazan, se describen en silencio, y ellos solo quieren caminar.


Y es ahí

Donde pisamos la tierra

Dejando que todo

Comience a volar


Quisimos que nuestras alas, dejasen de ser parte del silencio. Y dejamos que nuestro propio universo, tomase forma de ingravidez, y dejamos que todo fuese, aquello que debía ser. Nos pusimos en el universo, y les escribimos en cada una de nuestras alas para que comprendiesen que es volar. Que la ingravidez no es más, que una forma de volar por la tierra. Y que el universo no es más, que un instante en aquello que llamamos…eternidad.

Océano, las cartas vuelan sobre tu silencio




Volar

-Silencio-


Y me dicen todas tus cartas, que me he ido para no volver…

Quizás te extrañe la batalla, quizás me digas que mi voz, no es más que el recuerdo de una primavera que nunca debió llegar. Quizás recojas mis escritos, aquellas cartas a las que  no quise ponerle nombre, y si lo tenían, estaba claro que tus palabras y las mías, iban a volar por horizontes distintos.


-Silencio-


Has descrito en tu almohada, los versos que no supe escribirte mientras tus brazos, eran un océano infinito. Cuando mi ausencia lo era todo, mi nombre se difuminaba en el silencio de tus labios. Y que mis letras se van alejando de tus abrazos, y que mis manos ya no te buscan para describirte en cada uno de los acentos, que mis alas, han dejado de volar por tu universo. Y que todo, ya nada será igual.


-Silencio-
-Guarda las cartas-


Y si quieres, deja algún recuerdo sobre la luna, no forman parte de mí por más que tus silencios busquen mis palabras. Los silencios fueron ganando terreno a un universo que no pertenecía, quizás, tu querías que lo fuera creando, que mis letras fuesen parte de esos planetas que tanto hablaban de ti, pero que iban distanciándome tan lentamente, que casi cuando acabé de escribirte, yo ya había marchado.


-Silencio-
-Escribe sobre tu almohada-
-Alguna carta en blanco-
-No serás tú-
-Pero seguiré siendo yo-


Y volar será aquella carta que nunca te escribí, aquella distancia sin palabra. Y marcharé a la batalla, escribiendo, volando, siendo consciente de que no serás tú, la que escriba en los acentos más tristes de una noche en la que no, no llegaré para decirte que estaré ahí. Pues al fin y al cabo, nuestros universos, aquellos que una vez, cuando creíamos ser parte de un mismo todo, se abrazaron. Y del mismo modo, cuando no esté, comprenderé que es volar. Y lo haré sin ti, lo haré con aquellas cartas, que hablan de vida, que hablan de realidad, que hablan de eso…eternidad.