Quizás quisiste
gritar
Todo iba mal
Y las ganas de volar
Cegaron tus más
sinceros versos
Caminaste frente al mar, frente a
la sal, entre el silencio de tus heridas y la voz de tu propia soledad. Creías
que las cosas podrían cambiar, todos odiamos con fuerza un mundo que no nos
pertenece. Y escribiste una canción, solo para ti, y la volviste a escuchar,
una y otra vez hasta que tus ojos fueron un sendero repleto de sentimientos, y
tu voz en un silencio que nadie quiso escuchar. Más allá de tu sonrisa tu
universo es de cristal.
Quizás por eso me
llames loco
Mientras empujo ese
universo
Que tanto odiamos
Y nos comemos a ideas mientras
nos desdibujamos en la cordura. Ante un espejo de cristal tus ojos guardan
muchos silencios. Guardas la voz, el mundo, ese que tanto odias, solo ve tu
sonrisa, las alas no se mueven para ti, decidiste dejar de volar sobre aquello
que no podías comprender. Y jugar con las cartas boca abajo, y te pierdes en
medio de la multitud. Escribes en silencio y en mil noches sin dormir, dicen
las estrellas que esta noche volverán a escuchar tu lamento.
Y en la distancia
Me asomo a la venta
A ver tu vida pasar
Y darte el pincel
Con el que yo borré
mis días
El abrazo de la soledad, el mar
ante tus ojos. Y te asomas al vacío, la sonrisa no nace allí donde no hay
sueños. Pero la gente sueña y tú prefieres seguir despierta, odiando un mundo
de puertas cerradas, sueños prohibidos y los versos más tristes jamás escritos.
Has leído en tu diario la palabra vida, y a tu mente viene de nuevo una canción
que habla de la soledad de las olas. Y esta vez esperaras a que las olas
escuchen tu lamento.
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