En el mar de la calma
Tu silencio
Navega siempre con el
mío
Es tu boca un verso apagado que
hace ruido cuando anochece. Son tus labios dos lunas que se alcanzan desde
lejos, y se pierden en el mar infinito por el que navegan las estrellas. Tus
ojos son dos caminos que me llevan a la melancolía, y me pierdo, y me hago un
poco más frágil, como si me dibujases en una hoja y ser parte del viento. Tu
cuerpo es un oasis donde mis versos quedan prohibidos, y me pierdo, hasta
encontrarme, en el más opaco de los sentidos.
Adoro tu silencio
Porque es tan tuyo
Que es casi mío
Adoro la ausencia, el verso no
escrito, el lamento no silenciado. Y me callo con tu boca, y me acurruco en el
olvido, y ahí, donde el mundo no puede verme y tu voz no me toca, me siento
libre pero preso de mí mismo. Adoro esa ausencia que grita desde el cielo, y me
cierras la boca con un solo suspiro, y salgo corriendo, hacia la nada, hacía el
vacío, buscando las cadenas que me aten a la libertad de tu silencio.
Abrazo silencio
Para caer en el
olvido
Seremos libres
Cuando se rompa la
voz
Y juntos
Apaguemos las
estrellas
Adoro ese silencio que escucho de
tu boca marchita. Adoro tus pasos, tus pasos hacia el silencio más vivos, y te
noto ausente mientras te alejas en cada noche. Y te pierdo, y me acerco más a
mí mismo. Y comprendo la locura en cada uno de mis versos, apagando en cada
llama el más vivo de los recuerdo. Dibujemos en las nubes la distancia y el
olvido, apaguemos en una estrella los cuentos más imperfectos, y las páginas de
un libro, más ausente que vivo.
Adoro tu silencio
Porque ya es casi mío
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