Miramos hacia abajo
Y lanzamos piedras de
libertad
Al cristal del oscuro
vacío
Dejamos que nuestros pies
caminasen por aquel alambre tan fino que pusieron para que fuésemos incapaces
de pensar. Y fuimos libres, no dudamos, ni navegamos en el mar de la confusión.
Luchando contra nuestros fantasmas ganamos la batalla a las cadenas de la
libertad. Fuimos los cuerdos en los días de la locura y los locos cuando nadie
quería saltar, y afrontar, y obedecer, a insensatez de un camino opaco que no
estaba hecho para nosotros.
Es por eso que
debemos preguntarnos
Quien
Quien saltará ahora
Si somos libres en la
locura
No escribieron nuestro camino,
tan solo su sendero era de arena y sal. Nos tacharon de locos, de absurdos, de
correr sin sentido por un camino que eran incapaces de ver. No negamos los días
grises, todos los tuvimos, todos fuimos personas de humo y cenizas. Pero
conocíamos aquel alambre que separaba lo sueños de la realidad, y aprendimos a
caminar sobre el con nuestros pies descalzos, sintiendo como la piel era un
verso poco conocido.
Ya nadie quiere
saltar
Al otro lado del
vacío
Por eso nos
preguntamos quien
Quien lo hará
No nacimos para la cordura, ni
para realizar el mismo camino unía y otra vez. No quisimos seguir la senda de
aquella gente gris que nos intentó mostrar solo un camino recto. Nos quedamos
aquí, en el alambre que hicimos nuestro camino. La libertad no entiende de
saltos hacia el vacío, si de saltos hacia la realidad. Por eso nosotros nos
hicimos fuertes sobre ese alambre, fino pero tan firme que pudimos hacer
nuestro camino sobre él.
Y fuimos libres
Ya nadie salta
Ya nadie salta hacía el
vacío
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