La voz de nuestro silencio



Supongo que te escribí una vez más…


Vivir

-Sentir la vida-

Y aprender a ser libres


Me he perdido en mil conceptos sin tu nombre, aún no recuerdo lo que un día fui. Pero dejamos todo hacía atrás. Me he sentado en un lado del mundo, frágil, siempre frágil, como lo fueron cada uno de los silencios que recorrieron tu habitación. Me viste a los lejos, los brazos cruzados, el viento no puede pasar. La niebla cubrió mi sombra, tu mirada era un mar infinito, tan solo te quise acompañar en ese viaje al que tu llamabas vida.


Y salté sobre el mar

Sin importarme si las olas

Me empujarían a tu silencio vivo


Me viste caer como la última lluvia de abril.  Firme como el horizonte, tan frágil como el mar. Me abrazaste en tu mirada, y por un instante jugamos a ser eternos. Desde lejos, las cartas que nunca nos escribimos, se leen sin voz apagada. Desde cerca los labios hablan de distancia, de susurros, de despedidas. Simplemente quise ser tu palabra escrita, y me volví invisible ante el aire, negué mi cielo y me dejé caer.


Tú me hablabas del aire

Yo tan solo aprendí a caer

Olvidándome de mi mismo


Susurras mi nombre prohibido. Dice la luna que me espera al salir al sol, allá donde no estés. Me verás siempre a lo lejos, en la distancia, en la palabra y en el silencio, allá donde creo saber que es vida. Despertamos en el cielo, y fuimos eternos, y nuestra palabra quedó escrita en una tierra sin nombre. Supongo que será tu ayer, pues mi ahora es silencio, silencio entre los dos, ya no quedan gestos en mi voz


Si me abrazas

Verás como el aire

Se lleva el recuerdo de mi silencio


Volveremos a volar más allá del horizonte, tú con el sol, yo siempre con la luna. Palabra a palabra, verso a verso. Susurro tras susurros nos vamos alejando cada vez más y más. Y poco a poco, muy lentamente vamos escribiendo nuestro propio libro, siempre escribí el final en mi primera página, nunca quise despedidas ni recuerdos sobre el mar. Y desde lejos me verás marchar, desde lejos las palabras no llevan sonidos, tan solo los recuerdos de una despedida sin nombre y sin estrellas que abrazar.

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Las luces de tu ciudad




He apagado tu verso

Sobre las luces de la ciudad


Acuérdate de mí

A la hora de volar


Hablamos solo de silencio cuando apenas queda voz…


Te he escrito una carta, la he vuelto a dejar bajo la noche, si despiertas simplemente me verás marchar. Desde lejos verás las luces de mi ciudad, te preguntarás si sigo ahí, perdiéndome en cada verso como siempre que vivo en silencio. Recordarás una sonrisa y una lágrima sin despedida, quizás me veas volar, mantenerme firme en tu recuerdo. Y quemarás todas las cartas que nunca supimos escribir dejando que el viento esparza mis cenizas sobre el aire.


Recuérdame al despertar

Mientras yo enciendo el silencio


Las luces no son más que un conato más de mi locura. Arde la voz en cada fragmento, el recuerdo de la ciudad transporta todos nuestros versos. Fuimos amantes bajo la luna, ángeles al soñar, frágiles ante los ojos más eternos. Yo estaba ahí, tú estabas aquí, y juntos aprendimos a quemar las calles de mi ciudad. Tú me hablabas del presente y yo te quise acompañar. Desde lejos fuimos ciego, aire ante la palabra más firme que se escribe tras el cristal.


Y nuestros sueños fueron aire

Sombras bajo mi ciudad

Alas que no supieron decir

Una palabra de adiós


Recuerdo que jugué a ser un ángel, y caí en tu despertar. Duelen las palabras del silencio pero cuando mires al sur, recuerda las luces de mi ciudad, quizás yo no siga ahí. Somos aire sin ser viento y en estas calles nada es eterno, tan solo el recuerdo. Y quizás te gane la emoción al recordarme en cada salto, en cada estrella, en cada verso fehaciente de lunas sobre el mar. Pero estaré lejos, perdido en el silencio, siendo solo la sombra bajo la luz de una triste ciudad.


Si me dibujas

Hazlo con la luz apagada

Nunca quise despertar

Sin la luz de te mirada



Desde lejos, ancladas en tu mirada, las luces de mi ciudad parece el llanto de una noche de invierno. Recuérdame con una sonrisa y un adiós, pero nunca con palabras. En esta ciudad cada luz lleva un nombre que no supimos apagar, y me pierdes entre la luz más opaca de los edificios, y me pierdes con mil gestos pero sin voz. Quizás duela demasiado recordar que nunca hubo adiós, y que la eternidad no es más que un recuerdo que nos oprime y no ahoga cuando no nos queda voz, cuando no nos quedan palabras que gritar.

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La locura entre conatos de cordura vivos



Supongo que simplemente

Algunos

Quizás pocos

Nos escapamos a toda razón


-Y aprendimos a volar-


Puede suceder y sucede…

Las calles son de sol, la soledad se apodera de las calles mientras en los parques, el olfato cobra un nuevo sentido. Y sucede que las cosas más insignificantes, en silencio, se vuelven las más grandes. Y nos hacemos eternos en la exactitud, y la voz se convierte en universo. Caminas con la mirada perdida en tu infinito más abstracto ¿recuerdas? Solo son bocetos de lo que no fue. Y te desdibujas a cada paso, como si el tiempo fuese algo innecesario. Caminas, no piensas, pues si lo haces simplemente recuerdas, y recordar debe hacerse en silencio.


Por eso la voz

Abre puertas

Cierra miradas

Guarda secretos

Pero no palabras


Y alguien, no más que un boceto de vida sin nombre, te recuerda que vives entre paredes acolchadas en un mundo donde los que menos ven son los que más hablan, donde los que menos saben son los que más dicen, un lugar donde algunos simplemente no tenemos cabida o simplemente no queremos entrar. Entre palabras va dibujando nubes con tus colores, miras al cielo y suspiras entre cuentos en los que te niegas a contar.


Solo los locos

Creemos que las cosas deben cambiar


-Y caemos-

-Y vivimos-


Libres

Eternos


Y quizás sean pocos, quizás tu mano deba restar silencios. Pero tu formas parte de esos silencios, de esos cuentos que los locos, los vivos, lo soñadores, escriben a cada instante como si fuese un susurro ciego. Unos hablan de cambiar el mundo, tu, y esos locos que tanto adoras, cambiáis el mundo para poder hablar. Quizás lo sueños sean palabras, acciones que todos pensamos en silencio, quizás la locura sea la máxima expresión de la libertad. Pero un simple gesto, una simple caricia con la sonrisa del sol, te hace recordar que incluso aquel que por primera vez dijo que había soñado….antes debió haber vivido.



Creo que todavía hay esperanza
En lo más profundo de nuestro silencio


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Lluvia



Apágame el cielo

Escóndeme en el silencio de la voz


-Quizás así sea feliz-


Llueve sobre mi ciudad, sobre unas paredes descoloridas desprovistas de vida ajena. Llueve, y por eso me siento bajo mi sombra a ver los sueños pasar. Me siento vivo, opaco en el verso ajeno, pero vivo en el calor de cada una de las letras más vivas de un sueño perpetuo. Llueve y los charcos se convierten en la risa de los más pequeños. Cae el silencio sobre mi cuidad, y parece triste, y parece algo más pequeña, como si se asomase al abismo de la soledad. Los pasos son rápidos, muy rápidos, tan rápidos que la vida parece escaparse por la yema de nuestros dedos.


Y una dulce melodía

Rompe uno a uno

Cada suspiro del silencio


Llueve, y la vida parece apagarse lentamente, al calor de un buen cobijo. Bailan los paraguas, se saludan de manera cordial como si fuesen viejos de pipa de pocos humos y bigotes bien arreglados. Todos miramos desde dentro, desde el olvido del sentir la gota caer sobre nuestros cuerpos. Quizás, solo quizás, hemos perdido el conocimiento de las caricias de la lluvia sobre nuestra piel. Quizás, solo quizás, hayamos perdido la ilusión por ver la lluvia caer, pues si miramos al cielo creemos que hemos dejado de soñar.


Y los sueños

Están aquí

En nuestras manos

En nuestros silencios

Y en nuestra voz


La vida es un suspiro gris los días de lluvia, días en los que la voz permanece relegada en algún rincón de nuestros versos. Se encienden los recuerdos, los silencios, la nostalgia más viva, y al recordar miramos hacia atrás, no hacía adelante, porque de hacerlo, soñaríamos. Y que me perdonen los poetas más locos pero creo, y por eso lo escribo con letras firmes, que el ser humano, ha dejado de soñar. Por eso la lluvia crea silencios, y nos apagamos lentamente igual que se apagan lo versos más vivos de la ciudad.


Toda lluvia es un verso

Que se escribe bajo cubierto

No bajo un cielo cubierto


Y mi voz quizás suene distante, como alejada de los más absurdo, como sintiendo la lluvia al caer sobre mi ¿Si adoro la lluvia? Mis manos dibujan cada una de sus letras, como si fuese un reflejo repleto de y mis manos tocasen la melodía más triste del mundo. Y como un verso de muchas miradas yo también adoro caminar bajo la lluvia, sentirme libre, mirar al cielo y pensar que algún día pensaré en vivir pues al sentir la lluvia sobre mi recuerdo, y siento, que sigo soñando. Adoro la lluvia en la ventana, y no siempre desde dentro, pues fuera, allí donde se escriben los versos más amplios del infinito, la lluvia siempre se vuelve vida.

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Frío



Quizás te extrañe…


Por eso incluso el cielo

Tiene dos vidas paralelas


Y te hable del frio, de la lluvia, de la soledad más amarga de las letras escritas, de las nubes de un cielo quebrado, roto, firme en su tristeza pero tan lleno de vida que casi puedo hacerlo mio. Te hablo del viento, no de los susurros, del baile de los árboles y temblor de los pájaros más vivos. Te hablo de la ausencia, del todo, de ese rincón perdido en medio de una ciudad entumecida y de pasos rápidos. De ese café vespertino con un amable buenos días aunque sea desde la ventana de un alto edificio.


Te hablo de mí

No de mi silencios

Pues estos

No mueren con el frio


Te hablo de la ciudad, de unas calles sin nombres pero con vidas. Te hablo de mil portales, de mil ventanas para muy pocas miradas, todos imaginan, nadie vive. Pero al igual que te hablo de esos gigantes de acero, también te hablo de los bosques. Del refugio ciego de aquellos aventurados que salieron en un día de lluvia. Te hablo de la clase magistral de los animales: ellos nos muestran que se puede vivir bajo la lluvia.


Te hablo de mi todo

A la vez que de mi nada


Por eso me siento vivo

-Sin cadenas-


Por eso si escribes, o vives, o quizás recuerdes los versos más amargos de una vida gris. Que sea con el calor más tierno y más humano, de un frío invierno. Quizás te extrañe, quizás solo pienses que la vida es un camino por el que simplemente caminar.  Quizás no comprendas porque la nieve, esos días fríos de ventanas cerradas, de tazas calientes entre las manos, esos paraguas abiertos con los pantalones mojados, de estufas de falso sol, días en los que la luz no es más que una mera utopía de un breve tiempo, días de cuerpos encogidos y mantas que se pierden en la piel. Días de tormentas, de velas necesarias, de olor a tierra. Días en lo que el sol lo formamos nosotros, no un tiempo imperfecto.


Por eso si me quieres ver sonreír

Que sea con el frio del invierno


No con el calor del verano

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Te apagas




Te apagas
Me apago


Pues entre los dos solo queda silencio


Una vez te soñé…

Perdí las hojas más tristes de un abril sin nombre. Dejamos los sueños al caminar, observamos, vivimos, ansiamos y quedamos anclados a un lado de la locura donde el silencio guardaba nuestro nombre. Recuerdos que son letras, canciones que son silencios, vidas que se apagan como una melodía con el paso de las horas hacia adelante. SI sueñas, no son mis alas, si sonríes quizás el olvido sea parte de la esencia.


No quedan calle desiertas

Ni mil sombras tras nosotros


La ciudad se desdibuja con tu acento marcado. Las montañas guardan la voz, no quieren despertarme y que mire tu horizonte perpetuo: ahora somos libres, y la vida forma parte de cada uno de nuestros pasos. Yo estaré bien en tu silencio, como siempre debió ser. No despiertes las flores de un triste abril si no es para volar. Aletargado en tu voz, adormecido en tu silencio. Como una tormenta de verano tu recuerdo es breve pero eterno en la ausencia de la voz.


Somos libres

Somos eternos

Somos silencios

No palabras


Nuestra vida son pasos hacía la espalda, hacía el recuerdo, no hacía la vida. La locura está bien pero duele recordarla. Algún día, quizás demasiado tarde, volveremos a encontrarnos. Volveremos a sonreírnos, a soñarnos, a vivir en la locura, volveremos a ser libres dentro de nuestro verso más eterno. Y de nuevo volveremos a decirnos adiós sin palabras. Ambos sabemos que igual que una vez, sucedió mil veces. Aunque quizás hay algo que no sepas: en ese momento quizás yo no esté ahí.


Cuando recuerdes al aroma del silencio

No olvides lo que fui

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Canción triste de silencios vivos



El sol también crea silencios


-La vida se apaga-

-Entre recuerdos vivos-


Y como una noche de sueños incompletos, los recuerdos se encienden ahora que vive el sol y yo me pierdo en los silencios. Seguimos siendo mortales dentro de un sueño llamado vida, seguimos siendo frágiles como le lluvia ante el sol. Los recuerdos se graban en acciones que son silencios, silencios que como una triste melodía, vamos guardando en nuestro interior. Y llegará un día en el que todos, rodeados de vidas ausente, gritemos para no olvidar. Pero al hacerlo añoraremos, quizás con rabia, quizás con la nostalgia más firme anclada en nuestra mirada, el tiempo entre la vida del sol.


Por eso odio el verano

Su silencio

Es una breve vida

En un recuerdo eterno


Las calles permanecen vacías y mi ciudad parece adormecida, como en pausa, aletargada de gente. Solo se escuchan las voces de lo que mañana, quizás no demasiado tarde, se conviertan en recuerdos que duren más allá de nuestros silencios, quizás la letra escrita deba escribir nuestra propia historia. Pero el sol es firme, quizás la gente no tanto. Seguimos volando bajo, muy bajo, pero con una venda humana tapándonos el suspiro de los ojos. Queremos vivir, queremos volar, pero tenemos miedo a perder nuestros sueños.


El verano no es más

Que mil historias apagadas en la voz

Pero vivas en la memoria


Y como una fotografía perdida en la arena nos desdibujamos, nos apagamos lentamente. Dicen que el sol da vida, yo pienso que tan solo crea recuerdos. Recuerdos que florecen en silencio, un adiós que nunca dijimos. Y perdonen que corrija a esos poetas locos: no existen historias breves de verano, existen recuerdos eternos. Y una historia con eternidad jamás será breve. El sol en lo alto, en recuerdo preparando su equipaje de vuelta, una amplia maleta llena de silencios que son vida. Gente cuya voz lo fue todo, vidas, universos, océanos por los que jamás deberíamos dejar de navegar. Al fin y al cabo nosotros también somos vidas, y aunque nos cueste reconocerlo, nuestros pasos han sido, y serán, el recuerdo de alguien.


Supongo que el sol

Solo crea recuerdos eternos


-Y sigo siendo frágil-


La vida se enciende en cada suspiro. El verano mira al sol pactando recuerdos. Porque cuando llegue el otoño nacerán los poetas más tristes, aquellos que vivieron pero no soñaron, aquellos que tras abrir los ojos y saber que volaban, decidieron despertar. Mi ciudad se apaga, guarda sus historias, y en la sombra de los árboles las aves ven nuestra vida pasar. Se crean los recuerdos, las historias, los sueños sin cumplir. Por eso en silencio, para no perder la costumbre, me pregunto hacia qué lado del sol queda toda nuestra vida.


Por eso

Odio el verano

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Un mundo sin sueños



-Silencio-


Dormido en un mundo despierto

Despierto en un sueño dormido


Grito, silencio, quizás me haya equivocado al alejarme del sol. Las voces son silencios de media palabra, el mundo duerme mientras creo seguir despierto. Ante mis ojos la certeza, la palabra nunca debió silenciarse. La duda gira sobre las miradas hacia mí, es fácil estar en este lado. He cerrado la puerta hacía mi reflejo, no miro hacia atrás, hacía el espejo que marcó la luna. Soy egoísta de mi propia voz, cerradas las alas ante mi aire solo queda avanzar.


La luna grita en silencio

Me espera al despertar

Quizás haya perdido sus horas

Y me espere al salir el sol


Me he puesto de espaldas ante el espejo, mil voces gritan hacía mí. Escribo los recuerdos de pasos que no eran míos pero a los que siempre hice sonreír. Las luces se apagaron, crecieron mil sombras a mis pies, y todas me decían que volase. Quise olvidar mi nombre y por eso lo escribí bajo el reflejo del sol. El mundo es un universo complejo y simplemente me pongo de espaldas a él. Quizás me cuenten que cuando desperté las cosas habían cambiado.


Pero mientras tanto

Seguiré dormido con mi propia voz


El mundo grita en silencio, debí ponerme contra él hace ya muchas lunas. Las ideas no se mueven, se guardan en alguna utopía, los brazos se cruzan, todos tienen miedo a volar. Los fuertes de brazos gritan, se enfrentan a los que quieren voz. Yo me limito a mirar desde el acero. Nadie dijo que fuese fácil caminar por senderos en los que nadie creyó ¿Dónde está la voz de aquellos que creyeron soñar con los ojos abiertos? Quizás el mundo nunca debió girar hacia adelante aunque ciertas ideas no parecen hacerlo.


¿Dónde está la voz?

¿Dónde están aquellos que soñaron?


El mundo es un universo complejo y yo me aíslo de él. Encerrado entre silencio de media palabra. Solo son conceptos de un mundo libre que choca contra mí. Mis cadenas son de acero ante aquellos que niegan que otros sueñen. Mi cuerpo es una herida perpetua repleta de palabras y silencios de viva voz. El mundo está a mi espalda y yo reniego del sol, quizás me haya habituado a la batalla de la luna.


Las cadenas

Siempre serán de acero

Pero la voz de papel

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Tus letras vivas



-¿Sueñas?-


Quizás deba mostrarte las alas que crees no tener…


Dime ¿Qué el silencio de la palabra? Dime donde tus sueños acabaron en silencio y porque tus manos no dibujan entre letras los paisajes que describes en tu mente. Porque si el arte no entiende de palabras tu universo no debería entender de miedos y si te soy sincero: yo también los tuve, ambos un día fuimos humanos antes de convertirnos en eternos. Deja que tus dedos hablen, que griten, que sientan, y que por un instante sueñes sin dejar de sentir la vida.


Incluso todo arte

Comenzó con una simple roca


Cierra los ojos, abre tu universo ¿Dónde están tus alas? Están cerca, muy cerca, casi puedo verlas. Pero el miedo, algo que bien comprendo, a todos nos hace presos dentro de nuestro propio silencio. Pero ¿Por qué encarcelar tus palabras, tu universo? Tus manos son el camino hacia la libertad más infinita, tus ojos dibujan versos a plena palabra, tus silencios crean universos de bellas palabras vivas


¿Recuerdas?

El cielo nunca es el límite


Deja que tus manos hablen, deja que tus sueños vivan, deja que tu silencio sea una voz sobre la crear un cielo eterno. Te miro y sonrío, bajo una piel de animal con ojeras, y te ánimo para que vueles: yo un día fui como tú. Y si vuelas estaré ahí, observando desde el silencio crea un universo que realmente existe aunque te cueste de ver.  Deja que tus manos sean tus palabras, tu mundo el todo ante la nada. Porque si sueñas sé que puedes volar.

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Cadenas



Cerramos los ojos…


-Miedo-

-Aire-

-Libertad-


Hemos girado nuestras palabras sobre la necesidad del aire, después, quizás cuando ya ha sido demasiado tarde, hemos llorado por nuestros silencios. Cadenas que son palabras, palabras que nos encadenan a nosotros mismos. Dudamos, no pensamos, solo nos dejamos llevar por unas cadenas inherente, invisibles, y ante nuestra propia mirada ciega, imposibles de romper. Hemos subido los escalones hacía la cima de una montaña de la que creemos no poder bajar.


-Gritamos-

-Sentimos-


Encadenados a nosotros mismos, jueces y verdugos de nuestras condenas. Hemos olvidado la llave de la libertad, hemos negado nuestra capacidad de volar por el aire, simplemente nos limitamos a vivir mientras escribimos sobre libertad. Y si cerramos los ojos vemos que somos libres, que nuestras cadenas no son más que mera ilusiones alimentadas por nuestros miedos. Pero al abrir los ojos vemos que no somos más que presos de nuestras propias cadenas.


Con los ojos cerrados

Nadie tiene miedo

Solo ganas de volar

Y de sentirnos libres



-¡Grita!-

-¡Aún seguimos vivos!-


Nuestras manos son los silencios de nuestra condena, y por ellos llamamos locos a lo que se lanzan a la vida sin nada que temer, sin cadenas que arrastrar. Encadenados a unas horas inventadas, todos siguiendo la misma manada del propio ser humano, atados a algo llamado vida, sujetos a un todo que nos deja convertidos en nada. Olvidamos que soñar, pues hacerlo nos hace libre, no permite volar y dejar atrás nuestras cadenas. Somos presos de la palabra no pronunciada, del peso de nuestras propias cadenas, hemos olvidado que es vida, hemos aprendido cual es el sonido del acero al arrastrar nuestros pies.


-¿Vida?-


Atados a nuestras cadenas simplemente nos limitamos a olvidar que significa soñar…

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Burbujas



Burbujas


-Acero-

-Cristal-


Las manos están boca abajo, la luna queda encendida. Sueños que se desvanecen con un solo sonido dentro de nuestro interior. Creemos serlo todo, burbujas de triste cristal y cruel nacimiento. Fuerza en el interior, sin ventanas que abrir, dormimos mientras contamos recuerdos hacía atrás, siempre hacía atrás. Opaca la visión más allá de la esfera de cristal. Quizás vivamos felices en la más cruel ignorancia.


Todos vivimos

Todos callamos

Pero una vez fuera

Todos tenemos miedo


Las paredes son de cristal, de acero en nuestra cabeza. Son firmes los recuerdos que le dan vida, firmes las palabras, eternos los silencios que la agrandan. Somos parte de ella, de su vida, de su miedo. Sueños que quedan apagados por su vida. Y si gritamos escuchamos una voz que no volverá. Hemos adornado sus paredes con fotografías en blanco y negro, hemos apagado la luz y nos hemos limitado a ver la vida pasar.


Desde dentro

El mundo

Parece detenerse en nuestro espacio


Vuelvas sobre el silencio, recuerdos que intentan abrir una ventana a la locura, puertas que simplemente nos hemos limitado a cerrar guardando la llave en unos bolsillos vacíos y carentes de sonrisas.


-La luz no debe pasar-


Nuestras manos limpian los recuerdos, queremos ver, pero nadie quiere salir. Fuera hay demasiada luz, y nuestros recuerdos, su vida, gritan en nuestro interior. ¿Dónde están nuestros sueños? ¿Dónde están aquellos suspiros que nos daban vida? Han quedado apagados por la vida de nuestra propia burbuja. Somos el cristal del silencio, las heridas quedan abiertas bajo el silencio de los más tristes recuerdos.

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