Te apagas
Me apago
Pues entre los dos
solo queda silencio
Una vez te soñé…
Perdí las hojas más tristes de un
abril sin nombre. Dejamos los sueños al caminar, observamos, vivimos, ansiamos
y quedamos anclados a un lado de la locura donde el silencio guardaba nuestro
nombre. Recuerdos que son letras, canciones que son silencios, vidas que se
apagan como una melodía con el paso de las horas hacia adelante. SI sueñas, no
son mis alas, si sonríes quizás el olvido sea parte de la esencia.
No quedan calle
desiertas
Ni mil sombras tras
nosotros
La ciudad se desdibuja con tu
acento marcado. Las montañas guardan la voz, no quieren despertarme y que mire
tu horizonte perpetuo: ahora somos libres, y la vida forma parte de cada uno de
nuestros pasos. Yo estaré bien en tu silencio, como siempre debió ser. No despiertes
las flores de un triste abril si no es para volar. Aletargado en tu voz,
adormecido en tu silencio. Como una tormenta de verano tu recuerdo es breve
pero eterno en la ausencia de la voz.
Somos libres
Somos eternos
Somos silencios
No palabras
Nuestra vida son pasos hacía la
espalda, hacía el recuerdo, no hacía la vida. La locura está bien pero duele
recordarla. Algún día, quizás demasiado tarde, volveremos a encontrarnos.
Volveremos a sonreírnos, a soñarnos, a vivir en la locura, volveremos a ser libres
dentro de nuestro verso más eterno. Y de nuevo volveremos a decirnos adiós sin
palabras. Ambos sabemos que igual que una vez, sucedió mil veces. Aunque quizás
hay algo que no sepas: en ese momento quizás yo no esté ahí.
Cuando recuerdes al
aroma del silencio
No olvides lo que fui
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