Lluvia



Apágame el cielo

Escóndeme en el silencio de la voz


-Quizás así sea feliz-


Llueve sobre mi ciudad, sobre unas paredes descoloridas desprovistas de vida ajena. Llueve, y por eso me siento bajo mi sombra a ver los sueños pasar. Me siento vivo, opaco en el verso ajeno, pero vivo en el calor de cada una de las letras más vivas de un sueño perpetuo. Llueve y los charcos se convierten en la risa de los más pequeños. Cae el silencio sobre mi cuidad, y parece triste, y parece algo más pequeña, como si se asomase al abismo de la soledad. Los pasos son rápidos, muy rápidos, tan rápidos que la vida parece escaparse por la yema de nuestros dedos.


Y una dulce melodía

Rompe uno a uno

Cada suspiro del silencio


Llueve, y la vida parece apagarse lentamente, al calor de un buen cobijo. Bailan los paraguas, se saludan de manera cordial como si fuesen viejos de pipa de pocos humos y bigotes bien arreglados. Todos miramos desde dentro, desde el olvido del sentir la gota caer sobre nuestros cuerpos. Quizás, solo quizás, hemos perdido el conocimiento de las caricias de la lluvia sobre nuestra piel. Quizás, solo quizás, hayamos perdido la ilusión por ver la lluvia caer, pues si miramos al cielo creemos que hemos dejado de soñar.


Y los sueños

Están aquí

En nuestras manos

En nuestros silencios

Y en nuestra voz


La vida es un suspiro gris los días de lluvia, días en los que la voz permanece relegada en algún rincón de nuestros versos. Se encienden los recuerdos, los silencios, la nostalgia más viva, y al recordar miramos hacia atrás, no hacía adelante, porque de hacerlo, soñaríamos. Y que me perdonen los poetas más locos pero creo, y por eso lo escribo con letras firmes, que el ser humano, ha dejado de soñar. Por eso la lluvia crea silencios, y nos apagamos lentamente igual que se apagan lo versos más vivos de la ciudad.


Toda lluvia es un verso

Que se escribe bajo cubierto

No bajo un cielo cubierto


Y mi voz quizás suene distante, como alejada de los más absurdo, como sintiendo la lluvia al caer sobre mi ¿Si adoro la lluvia? Mis manos dibujan cada una de sus letras, como si fuese un reflejo repleto de y mis manos tocasen la melodía más triste del mundo. Y como un verso de muchas miradas yo también adoro caminar bajo la lluvia, sentirme libre, mirar al cielo y pensar que algún día pensaré en vivir pues al sentir la lluvia sobre mi recuerdo, y siento, que sigo soñando. Adoro la lluvia en la ventana, y no siempre desde dentro, pues fuera, allí donde se escriben los versos más amplios del infinito, la lluvia siempre se vuelve vida.

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