Carta a Alitharas



Y por un instante, creemos que podemos volar…

Y lo hacemos, al fin y al cabo nunca hemos dejado de hacerlo. Son solo recuerdo, y hace tantas lunas que te conozco, que casi que podemos palpar el silencio que nos separó. Y no recuerdo el cuándo, ni siquiera el cómo, no recuerdo nuestros nombres, pero si recuerdo nuestra voz, aquella que era capaz de guardar la palabra, y hacernos entender como estábamos, como eran nuestros días, y que sabor tenían nuestras palabras de soledad.

Quizás un día quisimos tirar la talla, quizás un día el mundo, nos abrazó con su soledad a pesar de la multitud, quizás un día guardamos nuestras palabras, pero gritamos, tan alto, que casi pudimos alcanzar la luna, sentarnos en ella, y escuchar como nuestras propias cicatrices, no eran más que el porqué de nuestro nombre. Quizás gritar fue un intento por romper nuestras cadenas, por golpear aquello que nos frenaba, por enfrentarnos a aquel ser que nos impedía avanzar y que en muchas ocasiones, se alzaba ante el espejo.

Por eso te entiendo…

Por eso comprendo cada uno de tus silencios, pues como yo, tú también los tienes, y estos dicen, hablan, cuentan, y hacen que nos movamos, porque al fin y al cabo, y aunque me gruñas por estas palabras, también es posible volar hacia abajo, sentir el aire, sentir cada uno de esos silencios a los que debimos poner voz, y cuando volamos, sucede que comprendemos como el mundo es un lugar infinito. Si dama azul, volamos de manera infinita, y lo hacemos rodeados de personas, son aquellas que entienden el silencio, las que nos ayudan a volar ¿y sabes qué? Tú también lo haces conmigo.

Porque volar en un acto que se realiza en soledad pero con el viento provocado por aquellos que nos rodean. Y jugamos a saltar la comba con mis tripas, y a mutilar al tipo ese raro del techo, jugamos a poner chubasquero aquellos que nos rodean, y por eso, nos comprendemos, porque más allá de esos juegos, más allá de ese lugar en el techo, ambos comprendemos que somos frágiles, que solo somos parte de un universo infinito.

Y ahí comprendemos la importancia de volar, es maravilloso saber que en tu vuelo, encontrarás gente que te haga sonreír y que escuche el sonido que provocan tus propios silencios ¿no crees? Y son esas personas, las que nos abrazan sin que pronunciemos una palabra, las que nos hacen sonreír cuando las nubes nos impiden alcanzar el universo. Y así, eres tú, y así soy yo, y así nos hemos conocido, y así nos queda mucho por conocer.

Cuando subamos a la luna, llevaremos nuestras propias motosierras del mismo modo, que llevaremos nuestras propias alas, y dibujaremos un universo infinito.

Y si alguna vez me ves en el techo, no dejes de sonreír ^_^

Psyko


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