Las caricias fueron, palabras que
guardamos en el viento...
Y tus manos son paisajes, que me
cuentan, que me hablan, y que cuando abrazan el silencio, se echan tanto de
menos, que en ocasiones creo subir a la luna, para sacarle la lengua a esos
poetas de los que tanto he escrito y a los que tanto debo, pues aun sin ser
nada, puedo serlo todo.
Tus labios susurran palabras,
cual verso que se acurruca en el más tierno de los sentidos. Y dormir junto a
tu boca, y acariciar cada palabra, y hacer mío, cada uno de tus silencios. Tus
labios son una montaña, que se suben lentamente, como si la luna pudiese
esperar al más bello de los sentidos, y dibujo en ella cada acento durante la
ausencia, que no son pocas, pero no bastan para escribirte, lo mucho que se
ansia llegar a la cima de tus deseos.
Tus labios me dicen, me dicen y
me hablan, y a pesar de todo, no pronuncian ninguna palabra. Y acarician cada instante
en el viento, y me vuelvo de papel en cada uno de tus caminos, y en cada uno de
tus pasos, me acerco más al silencio de tu boca.
Y al echarnos de
menos
Acariciamos cada
silencio
Tus labios son un verso constante,
de esos que se escriben, de esos que se acarician con cada uno de los acentos.
Y al besarlos, extiendo un universo infinito, donde las ausencias, son cartas
escritas en el aire, en ese leve sendero que separa nuestros labios de un
universo infinito. Tus labios son una caricia sin pronunciar palabra alguna,
simplemente rozan el aire, y lo abrazan a cada instante, escriben un silencio.
Y al volar, comprendemos que
podemos ser eternos.
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