Un silencio en el universo




Y fuimos libres

Contamos uno de esos versos, de esos que nacen con heridas en los pies, de esos que se acentúan con cada una de las derrotas pero que acaban, con los vuelos más eternos, aquellos que nos hicieron libres.

Y llovía en nuestra inmensidad, y creíamos que el silencio no era más que una prisión de cristal donde sentirse firmes en la absurda comodidad. Escribimos nuestros pasos, con aquellas cadenas que describían cada uno de los caminos, con aquellas batallas que no nos pertenecían, con aquellas historias que las lágrimas que no eran nuestras, intentaban silenciar pero que hacían más necesario nuestro vuelo.


Llovía en la soledad de las amargas individualidades…

Y nos quisimos estar allí

Sentados ante la nada

Pudiéndolo cambiar todo


Y nos dijeron que no debíamos volar, que la tierra, que nuestro lugar, era caminar por el suelo, que el cielo, solo es lugar para el más eterno de los sueños. Los versos de las estrellas no se escriben con el silencio de la libertad, y las ausencias nos enseñaron a que debíamos caminar, a que no debíamos dejar de caer en la tristeza, aquellas personas que querían volar


Una vez fuimos ellas

Una vez fuimos silencio

Siempre fuimos eternos


Una palabra que escribimos, un abrazo que se alza en cada uno de los acentos, una palabra que nos hace libres. Y dijeron que no podíamos volar, y dijeron que solo podíamos caminar, y dijeron, pero no escribieron. Y les mostramos nuestras alas, y el porqué de sus cadenas.

Y fuimos libres, más allá de la eternidad.

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