Y decían




Y decían

Que no podíamos volar

Las estrellas han guardado, un verso para nuestro silencio, y han escrito en el vacío, más interior de nuestras palabras. Han gritado para no ser parte, de ese todo que quisimos cambiar, y allí donde queda el viento, queda el reflejo de nuestras propias batallas. Y al volar comprendimos, que el cielo es infinito, y al igual que ese todo tan eterno, la distancia no es más que un silencio que no supimos decir.

Y cumplimos las promesas, ancladas en nuestro propio cuerpo. Las cadenas marcan el reflejo de nuestras propias batallas, algo debía cambiar, algo debimos cambiar. Porque cuando señalaron las carencias, emendamos los defectos del propio ser humano.  Y al caer fuimos sus pasos, pero al volar fuimos nuestras propias alas.

Comprendimos que las cosas, simplemente debían cambiar, nadie es dueño de nadie excepto de sus propias palabras, y al igual que los silencios, también llevan cadenas que se escribieron con otras palabras.


Y al volar

Sentimos la libertad del cuerpo

Igual que sentimos

Las cadenas de nuestras propias palabras


Los pasos son versos firmes, nadie escribió por nosotros, nadie guardó cada uno de los acentos.  Y las estrellas no fueron más, que los silencios que escribió un universo que guardaba, el silencio del ser humano.


Volamos para ser libres

Volamos para ser eternos


Y en cada instante suspiramos sobre la eterna palabra.

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