Cuando aprendimos a volar



Tal vez

-Solo tal vez-

Debimos escribirnos en el camino.

Las historias han crecido, lo hicieron como siempre, escribiéndose en silencio para no hacer ruido, redactándose en cada acento más allá de la palabra, abrazando aquellos nombres que simplemente no nos pertenecían. Y dormimos, y quedamos en solo ser una parte ínfima de un cielo en el que contábamos estrellas sin cesar.

Quisiera contarte que no te eché de menos, pero no hubo ni un solo instante en el que no lo hiciera. Marchamos con el silencio de las palabras, pero el recuerdo siempre estuvo ahí. Han llegado todas tus cartas, y en cada una de ellas encuentro mí mismo acento, ahora comprendo que tú también me echabas de menos. Y comprendimos que debimos caminar separados, para ser conscientes de lo que era avanzar juntos.

Las estrellas me han contado, que volar, no es un sueño prohibido. Y en ocasiones aprendí que incluso el aire, puede ser un lugar donde también sea necesario gritar. Y cuando lo hice tal vez lo hice con tú propia voz. Y cuando quise darme cuenta, tú estabas volando con mis alas al igual que yo lo hacía con las tuyas.


El blanco y negro

Fue algo más que un color


Las nubes siguen pasando sobre mi ciudad, reconozco el aroma de aquellas palabras que no decíamos pero que debíamos escribir. Quise escribirte antes, mucho antes, pero mis alas estaban en el cielo a pesar del vendaval, simplemente olvidé en que momento debí aprender a gritar. Las estrellas cuentan nuestros pasos, somos esa parte del silencio que no se dice, que no se cuenta pero que es tan y tan necesario…que ambos debimos seguir volando.

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