A solas en el silencio de mi ciudad



Supongo que algún día, seremos parte del camino.

Y nos escribamos despacio, cuando nadie nos vea y creamos, que estamos solos en medio de un universo infinito. Supongo que cuando las olas del mar, describan cada uno de nuestros segmentos, y hagan bocetos entre sus líneas, supongo que si algún día, el mar acaricia nuestros pies y nos hace recordar que somos efímeros en la roca, eternos en el viento, supongo que será ahí cuando nos hablemos, cuando nos contemos, y cuando nos digamos aquello que no supimos decir.

Al igual que la roca que duerme bajo la cascada, al igual que esos poetas de los que tanto he renegado que suspiran ante el anochecer mientras abrazan cada una de sus palabras. Como el niño que sueña con ser mayor y el mayor que sueña con volver a ser un niño. Como aquellos que alzan la palabra más propia, la más personal, aquella que nunca se pronuncia pero acaba escrita en folios olvidados y acaba siendo la propia voz del viento. Como la estrella que camina entre el universo siendo consciente de que a pesar de la multitud, la soledad es su única compañera. Como aquello que lo es todo, pero que a su vez, no es nada.

Y será cuando te cuente, aquellas batallas que viví. Conocí un enemigo implacable, de esos que todos tenemos, de esos que nacen con las palabras de otras personas, quizá deba poner tu acento. Y te contaré que luché tanto, que acabé abrazándole, acabé haciéndolo mío, descubriendo del porqué de algunas raíces, del porqué de ese abrazo tan vacío, de esa palabra que no nació de mi boca, pero que escribí con mis manos. Y con ella encadené aquel silencio tan propio de mí, tan firme en ti, tan firme, tan sólido, pero tan necesario.

Quisiera contarte como fueron las cosas, que caminos conocí, o que senderos descubrí. Quisiera contarte cuantas noches permanecí despierto, escribiéndote, describiéndome. Quisiera contarte parte de algunas de aquellas batallas, pero solo algunas, son tantas que acabaría subiéndome a la luna para preguntarme porque lo hice, y me respondería tu silencio, y me responderían mis cadenas, y ambos me dijeron que simplemente, fui feliz.

Y a pesar de todo, no lo haré, no pienso contarte los acentos de mis palabras, los senderos de mis aventuras, no pienso contarte como alcancé el viento, ni como dormí abrazado al anochecer. Quizás mi silencio te recuerdo a aquellas palabras que, simplemente no supimos decir. Soy consciente de algún día, seremos la parte más firme de un pasado que no volverá. Y del mismo modo soy consciente de que nuestros pasos, no volverán a cruzarse. Seremos parte de ese silencio tan personal, que casi no lo pronunciaremos con la palabra, y ahí, solo ahí, recordaremos cual es el camino de la felicidad.


Seremos parte del universo, seremos parte de nuestro silencio.

0 comentarios: