Siempre seremos esa parte de la eternidad



Silencio

Adoro tus pasos sobre mis manos

Mientras besamos el eterno cielo

Y es algo que adoro, es algo que me abrazo y que abrazo, que me calma y que me hace gritar del mismo modo, es algo que comprendo, al fin y al cabo yo, soy silencio. Y si lo digo es para dejarlo escrito, en cada una de mis palabras que al fin y al cabo, son cada uno de mis pasos.

Porque adoro el silencio, me permite ser libre mientras me encadeno a mí mismo, y me vuelvo como al acero del que nacen mis propias cadenas. Puedo comprender el sonido de cada una de mis letras, y que juntas dibujen un universo que yo mismo cree, pero es el silencio quien crea las cicatrices, esas que me enseñan, que me demuestran, que me recuerdan, el porqué de mí, el porqué de ese todo sobre el que un día escribí silencio.

Los abrazos son esas caricias que el silencio, ofrece sin pedir nada a cambio, porque al fin y al cabo adoro volar en silencio, adoro cada una de las caricias aunque estas, simplemente no estén echas para mí. Supongo que una vez aprendía a volar, no fue algo agradable, al fin y al cabo mis cicatrices siguen ahí, y en ese vuelo aprendía a ser silencio, aprendí a abrazar cada una de mis pausas entre mis labios, dejar que el cuerpo fuese el movimiento, pero siempre en silencio.

Adoro los acentos que existen sobre la cama, y cada una de esas noches en las que mi ciudad dormía mientras escuchaba mi propio silencio. Adoro cada una de esas sombras que contaban mil historias pero que al hacerlo, no despertaban a nadie. Adoro las caricias del viento, y su ausencia de voz aunque siempre repletas de palabras que sin decir, decían. Quizás la paradoja de la palabra sea un verso con el cual no sepa bailar el viento, quizás el silencio solo sea esa sala en la que me refugio para sentirme libre, al fin y al cabo es algo que adoro, volar en silencio

Las palabras marcan cada uno de los acentos del camino, y yo las abrazo, las arropo, las describo en cada boceto, para que sean libres, igual que un día, juntos lo fuimos. Porque al fin y al cabo la libertad se siente en silencio, echando de menos pero sin decir, es algo que comprendí cuando, sin pronunciar palabra alguna, decía a mi ciudad. Supongo que ser libre tiene un precio que nunca digo, supongo que ser libre tiene esas cadenas que en ocasiones aprieto para comprender el porqué del vuelo. Y en silencio, libertad es una forma de volar.

Una vez fui eterno, por eso yo, yo soy silencio.

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