Silencio, el universo es un lugar infinito




Equilibrios sobre palabras de papel…


Y en ocasiones le grito

Al silencio que me abraza


En aquello que me convertiste, en aquello que me envuelve, y me impide gritar contra el mundo, las cosas debían cambiar, y al hacerlo comprendí como duele el silencio, como guardar mis propias palabras cuando las espinas de un mundo que giraba, chocaban contra mí.


Una vez fui feliz

Y me olvidé de mí mismo


Es un camino cruel, te olvidas de ti mismo, y le hablas al mundo, le abrazas ante la voz y creas la sonrisa entre aquellos que solo tienen lágrimas, les envuelves con tus abrazos, les haces volar, les haces que caminen, que vuelen, que sonrían. Tú estás bien ¿verdad? Tú, solo eres tu propio camino, tienes la sonrisa perfecta para besar la lágrima. Porque al fin al cabo aprendiste que caer, también es volar, y cuando comprendes la dirección del viento, decides que debes volar para los demás.

Estás bien, al fin y al cabo te dejaste caer, y en aquel grito que lanzaste al aire, escribes mil palabras, y te vuelves frágil, les hablas de vida pero te escribes silencio y soledad en cada una de tus propias cicatrices. Supongo que es  fácil hacer volar, al fin y al cabo es la decisión que tomaste, pero en ocasiones te giras contra aquello que eras antes de tomar el camino, y le gritarías, al fin y al cabo eres tus propias heridas, te aferras a ellas para no dejar de volar, de intentar que la gente sonría, que esté bien.

Y en ocasiones es cruel, tu silencio tiene que ser tu voz. Porque ayudar a volar se hace sin hacer ruido, simplemente te limitas a enseñar a volar mientras golpeas con furia tus propias heridas, ellas te recuerdan porque decides hacerlo, simplemente llegó un momento, en el que decidiste guardar tu nombre.

Supongo que es un camino difícil, soy consciente de la crueldad del silencio. Y en cada uno de mis pasos, en cada uno de esos instantes en los que la sonrisa de los demás, es la que realmente lo más importante, comprendes que tomaste la decisión correcta.

Una vez borré mi nombre, fue entonces cuando aprendí a volar.

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