Has dejado todo
En su desierto blanco
infinito
Mi ciudad se viste de una falsa
primavera, ya no quedan rosas por vender mientras jugamos a saltar al vacío. El
tiempo se detiene bajo mis pies, y me hundo sobre la nieve. Quizás olvidé lo
que es volar con alas. El susurro nos habló, nos dijo que en el frío de la
soledad podemos ser más fuertes, y si no queda nada nadie vendrá. Quizás haya
olvidado lo que es estar a este lado del vacío
Que las gotas de la
lluvia
Ya no volverán
A mojar el suelo de
tu ciudad
Mis manos, mis sueños, se han
apagado bajo la nieve. He sentido el frío caer sobre mi mirada, ¿Cómo encender
la llama de la sonrisa si duelen los sueños al caminar? Nada que sentir, nada
que escribir, mucho que contar, poco por decir. Solo quedan las montañas
blancas desdibujadas por una despedida. Invierno en mi ciudad, las alas ya no
se mueven. Y me busqué entre la tempestad mientras borraba mis propias pisadas
sobre la nieve
Y grité
Para volar sin miedo
Y quemar mi voz
En mil fragmentos
Que no quise recuperar
La tormenta no pasó, solo queda
el frio, y el viento que soplará. Los sueños quedaron aletargados al lado de
una hoguera sobre la que siempre había una taza de café. Y salí, y me perdí en
medio de la tempestad. Y aquí, a un lado del frio, aprendo a que es volar sin
alas. ¿Y mi voz? Lejos del cielo azul solo queda gritar contra la tempestad. El
silencio es solo un sueño que me hace abrazar a mi cordura.
Nada queda
Bajo la nieve
De un invierno gris
-Y camino mirando las
huellas que perdimos en medio de la tempestad-
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