Levantamos un
castillo
¡Alcemos un todo!
Aquí donde no hay
nada
Fueron día de sol, estábamos
vivos en medio del ojo del huracán, y amanecimos sin nombre. ¿Recordáis? Hubo
un tiempo donde podíamos mirar el paraíso y escribir en cada rosa, un cuento llamado
vida. El sol brillaba, jugábamos con la ignorancia de los inocentes, donde no
llega la voz no se apagan los sueños. Y saltamos las murallas de una gran
ciudad, y quemamos los recuerdos más amargos. Le ganamos la batalla a una
locura que nos iba comiendo la vida.
Los sueños en lo alto
El silencio en el
pecho
¡Libres!
Y hubo silencio, y nos dibujamos
como personas, borramos cualquier conato de felicidad. Solo abrimos los ojos y
vimos las personas, y su crueldad. Quizás algunos nos lanzamos a la locura,
corrimos, saltamos, y derribamos el muro de nuestros sueños para quedar
invertidos en un proceso de cruel realidad. Los pasos se olvidaron, los sueños
quedaron convertidos en cenizas, algunos, solo algunos aún seguimos caminando
sobre las brasas del paraíso.
Y no perdemos la
esperanza
Al no ser ciegos
De nuestra propia
tierra
Y de nuestros pasos
Sobre el mundo por el
que un día caminamos
Atrás, siempre atrás, pocos
tienen la voz, muchos, quizás demasiados, tienen el silencio. Por eso aquellos
que saltamos sobre la locura, recogeremos el polvo de las estrellas, sangre en
nuestras manos, no duelen las heridas que creamos con deseo. Y vemos las ruinas
de un castillo, aún observamos aquellos libros que leíamos en silencio mientras
jugábamos en nuestro propio paraíso. No quede nada, solo la esperanza de no
perder la locura…
Y de ser libres
En medio de la
tempestad
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