Tiempo



Solo sé que no somos eternos:


Solo en el recuerdo

Y este no siempre acierta


Y puede que en ocasiones, más de las que debería, me muestro frío, lejano, y como un silencio en medio de un griterío. Puede que no sea, ni seamos, conscientes de lo que significa tiempo. Quizás no estemos apagando lentamente sin que logremos ser capaces de ser conscientes de ellos. Al fin y al cabo tiempo es límite. Colocamos un reloj con las primeras luces, sin importar de donde vengan, y ahí, justo ahí, nuestro reloj se pone en marcha. Nos condiciona los pasos, las pautas, lo que seremos, lo que fuimos…y lo que no.

A lo largo de nuestro tiempo, aprendemos, sentimos, sufrimos, despertamos, dormimos y soñamos por qué no decirlo. Y si al final de nuestros días, cuando el tiempo se nos agote, fuésemos capaces de escribir en una libreta, o un papel ¿Qué más da la base? Todo aquello que hemos realizado o sentido, sin duda alguna escribiríamos nuestra vida.

Pero el tiempo no entiende de libros, ni de folios, ni de aquellos que podamos tocar. Al fin y al cabo el tiempo es inmaterial, como nosotros, como tú que me lees y detienes tu tiempo para leerme. El tiempo no retrocede, nos guste o no retroceder en él es algo solo reservado para historias fantásticas de esas que no se viven pero se leen y se imaginan. Porque si fuésemos capaces de retroceder en el tiempo, la inmensa mayoría volvería a poner su reloj a cero, desde el comienzo del todo, muy lejos del fin.

Durante el viaje que recorremos a través del tiempo aprendemos a leer, a escribir, a cocinar, unos mejor que otros pero lo hacemos. Aprendemos a escalar montañas, a realizar algún tipo de deporte, a dibujar pero ¿Quién nos enseña a vivir? Hace tiempo una amiga me dijo que no valía la pena preocuparse por aquello que no había sucedido. Era como si el tiempo se pudiese detener y que este no avanzase. Pero todos sabemos que eso no es posible. Porque el tiempo avanza siempre hacia adelante, nunca hacia atrás. Ojalá y pudiésemos hacerlo ¿no creéis?

Pero no podemos hacerlo, nos queda limitarnos a vivir pero ¿Qué es vida? Supongo que podríamos decir que vida es el equipaje de tiempo. Pero el tiempo no entiende de equipaje, al fin y al cabo cuando se agote a tiempo no le importará cuanto llevemos encima, nos dirá adiós y nuestro equipaje caerá en el olvido. Y si nos paramos a pensar si hemos recorrido de manera correcta ese trayecto llamado vida nadie lo sabe, nadie nos enseña a vivir.

Supongo que me estaré haciendo viejo. Pero mi tiempo avanza, y como todos desconozco si he vivido o vivo de manera correcta. Solo sé que mi tiempo, mi viaje, también ha sido el de otras tantas personas. Por eso en ocasiones me muestro frío y distante, porque al fin y al cabo cuando mi viaje finalice también finalizará el de esas personas que un día estuvieron en mí tiempo. Y duele saber que un día todos, absolutamente todos, nos diremos adiós. Incluso a aquellas personas a las que nunca nos gustaría dejar de ver, dejar escuchar, dejar de sentir.

Porque si algo del tiempo es que este pone personas en tu vida que un día lo son todo, entonces su tiempo se detiene ante ti, no ante esa persona. Y mientras recorres tu propio camino sabes que ahí, en algún lugar de la vida, esa persona que un día fue parte de tu viaje, continua haciendo el suyo. En ocasiones desearíamos tener la capacidad del olvido. Porque recordar duele, al fin y al cabo no es más que mirar hacia atrás, hacía un tiempo que no podemos retomar. Supongo, pues al fin y al cabo como persona que creo seguir siendo, tengo siempre la duda en mis bolsillos, que las manecillas más crueles del reloj de nuestro propio tiempo, son aquellas llamadas recuerdos, esas, esas son las que realmente duelen.

Durante mi viaje he aprendido a hacer lo más confortable el tiempo de los que un día fueron parte de mi viaje, de mi tiempo al igual que yo lo fui del suyo. He aprendido a ignorar a aquellos que, creyéndose sabedores de la verdad del tiempo ajeno, malgastan, y aquí sí que puedo y debo añadir esa palabra, su tiempo afirmando con su imaginación cual es mi tiempo, de qué forma estoy realizando mi viaje. Al fin y al cabo en mi tiempo no entra el suyo.

Desconozco como será mi viaje, puedo imaginar nunca afirmar. Pero tengo bien claro que mientras el reloj avance yo seguiré formando parte de él. Y en el trayecto siempre procurar que el tiempo que otras personas puedan pasar en el tuyo, sea lo mejor posible aunque todos sabemos que esto no siempre es posible. Mi reloj avanza y desconozco si estoy viajando de la manera correcta. Solo sé que tengo tiempo y este no se detiene.

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