El reflejo del camino a la inversa



Soy frágil.

Es algo que tengo asumido, y ahora, a mis treintaicinco años, las cosas parecen tomar un rumbo adecente. Y si miro hacia arriba lo digo porque siento que estoy abajo, en la fragilidad, alguna otra palabra que indique hacía arriba para mi está prohibida.

Dicen que las cosas no suceden porque si, que todos estamos unidos a algo y yo, me limito a encadenarme a mi propio silencio, soy consciente de ello. Soy consciente de que mi tiempo se apaga, de que mi cuerpo un día dirás basta y volveré a realizar una pausa en un camino al que algunos pretenden llamar vida. Jamás le he puesto nombre a ello, me limito a sentir y ahora simplemente me limito a reconocer sigo siendo frágil.

Y las cosas apuntan al cielo pero yo, solamente yo, me limito a mira hacia abajo. Intento imaginar que los recuerdos que se hacen presentes son simples espejismo. Intento engañar a mi mente, algunas letras no se han escrito, algunas cosas no han sucedido, sé que me estoy mintiendo, engañando en cada ilusión, negando, pues así lo deseo, no caminar por el cielo.

Los labios me sonríen y me pierdo en las miradas, creía haber perdido ciertos sueños. Las letras avanzan, y a día de hoy me voy demostrando que aún puedo aprender de mí mismo. Las líneas crecen y yo me limito a dejar pasar el aire, odio sentir el viento ¿a quién pretendo engañar? Siempre segunda línea, siempre en silencio. Nunca mi voz pues esta apenas suena, y no es que no lo haga, simplemente me limito a silenciarla, a agachar la mirada y mirar el suelo.

Y si me preguntan si soy feliz no, no lo soy. Tengo miedo de mí mismo, por eso me encadeno, para no volar por el cielo, me niego ha hacerlo. No quiero ni pensarlo. Adoro caminar por el suelo, a ras de tierra, agachar mi mirada, aprender y alzar mi mano para ayudar, para animar a los que me rodean pero yo no soy ellos. Cerca de mis nuevos años sonrío pero mis lágrimas están ahí. Quizás esté perdiendo mi tiempo y no sea capaz de asimilarlo. Quizás me digan que tengo el cielo pero yo rechazo, dejadme soñar por el suelo, cuando duerma alcanzaré mi total silencio.


Soy frágil, lo sé. Es algo de lo que soy consciente, y a pesar de ello…nunca dejo de caminar.

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