Quizás sean solo nuestras palabras
Aquellas que dejamos
Justo antes de partir
Para dejar que los demás
Fuesen de sus propias alas
Que quizás no llegaron a escuchar…
Que quizás el sonido solo era una sonrisa que se abrazaba por
detrás. Que quizás no debimos despertar, que cuando todos dormían,
quisimos ser parte de aquello, que simplemente vimos crecer en la
inmensidad. Quizás nos dijeron, que eramos parte de ese todo, que
debíamos ser el silencio de las palabras, que quizás debíamos ser
uno más. Las palabras crean montañas y nosotros, las aprendimos a
escalar, y cuando estábamos en lo alto, nos dijeron que debíamos
callar, regresar a la ciudad de los pasos grises.
Y fue entonces
Cuando les hicimos caso
Siendo parte de la gente
Y apartarnos
Y luchar en miles de batallas, y dejar que cada paso, fuese una
sonrisa más, pero no para nosotros, no para aquellos que,
comprendimos que era momento de hacer volar. Y nos guardamos en un
silencio, y descubrimos que los caminos, no eran más que instantes a
los pies de la montaña que llegamos a escalar. Allí donde la
sonrisa, es un cuento que sucede en realidad, allí donde los muros
se levantaron para soñar, allí, donde nosotros escribimos nuestro
nombre.
Y ahora
Todo guarda silencio
Y nosotros
Regresamos a casa
Porque nuestros caminos serán, la sonrisa de los que no quisieron
dejar de soñar. Que las alas nunca dejaron de moverse, pero ahora,
nuestros caminos se separan, y todo regresa a ese silencio que nadie
llegará a escribir. Quizás nos hagamos de papel, y nos escribamos
en un instante, y escribamos en la soledad del verso, que fuimos, que
solo era cuestión de volar, de renegar de uno mismo, para ser todos,
y sin ser nadie, estábamos ahí. Que la soledad de nuestros abrazos
sea un comienzo en otro lugar, que estéis donde estéis, vayáis
donde vayáis, seréis parte de aquello...que llamamos eternidad.
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