Cuando las palabras...



Cuando tus manos…

Sean de aire
Y el universo sea eterno

Cuando acaricies mis palabras, y duermas entre mis silencios, y te arrope dulcemente, con el tacto de cada acento. Y duermas, y sueñes, y vueles, por tu universo infinito, con tus manos en el aire, y logres tocar las estrellas, y me abraces, y desde lejos, escribamos todos los versos.

Cuando tus palabras sean mi sueños, y me abraces en cada palabra, cuando me digas suavemente, cuando fuimos eternos. Y soñamos ser de aire, y movernos en cada silencio, tan lentamente, que cada caricia se hizo verso. Y me digas que ante el espejo, simplemente dejé aquellos silencios, que escribí en el aire, cuando me digas que regrese, a lo que una vez fue mi hogar.


Y seamos aquello

Que una vez fuimos

Y que añoramos a cada instante


Cuando me escribas y no pongas, sellos en todas tus cartas, las palabras nacen libres y libres, deben ser. Y saltemos sobre las estrellas, con todo, incluso con aquello que harían gruñir a aquellos poetas, de los que tanto hablábamos. Cuando duermas entre mis manos, y estas caminen, cuando estas acaricien todos los acentos, y no encadenen ninguna palabra, así dijimos que debía ser, y simplemente, escribimos para guardar, en algún cajón, donde simplemente, se dibujaban silencios.

Cuando me abraces, y seamos la propia palabra, cuando mis manos, sean pasos sobre el silencio, pero que estos dibujen, y que digan, y que cuenten, y que cuenten la sonrisa igual que crean la lágrima, del mismo modo que crean los abrazos, así fue nuestro pacto.

Y así, cuando tus manos sean palabras…siempre seremos eternos.


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Y solo somos infinito




Somos infinitos…

Es algo que comprendí cuando el mundo, tal y como lo conocemos desde nuestro espacio más personal, me mostró que a pesar del odio, del rechazo hacia ese egoísmo tan prioritario dentro de nuestro silencio, las cosas deben cambiar, y señalarnos con el dedo, con ese mismo que una vez, apuntamos a las estrellas para indicar el camino de nuestros sueños, ese con el que se componen las notas más triste, las más alegres, las más sinceras dentro de nuestro silencio.

Y lo reconozco, odio el mundo tal y como lo hemos consentido, tal y como un día comenzamos a asimilar que debía ser, con esa frase que puede sonar poética, incluso elegante, una frase que con pocas palabras, nos dice que mundo hemos consentido, solos en medio de la multitud ¿recordáis? Solo era un suspiro en una pared sin nombre, solo eran una serie de palabras, quedaban bien, decían más, y las omitimos, las dejamos ahí, al fin y al cabo, solo son palabras.

Porque si algo rechazo es no ser consciente del mundo que hemos consentido, no me gusta su egoísmo ¿acaso caminamos en soledad? Si el mundo es redondo es porque es infinito, a pesar de que hemos consentido que se levanten muros, que aceptemos la indiferencia ante ti, ante todos, ante mí, porque al fin y al cabo el ellos también somos nosotros, del mismo modo tu eres yo, y yo soy tu, y todos somos nada, y la nada, hemos dejado que lo fuese todo.

Y me pongo de brazos cruzados ante aquellas barreras que hemos levantado, porque seguimos siendo una imagen a la que antes de poner sonido, ya le hemos puesto palabras, y lo siento, no entro en ese mundo, y quizás, algunas personas que me conozcan, pondrán una simpática sonrisa en su rostro, eso es lo que debemos crear, más sonrisas, y permitir que la gente sea feliz aunque del mismo modo, apoyar cuando las lágrimas, sean parte de nuestra voz, sean parte de nuestro silencio.

Supongo que debemos avanzar pero sin renegar de sentarnos y apreciar el camino recorrido, y ayudar a los que están cansados, y alentarlos a seguir caminando. Quizás una vez, comprendí que el mundo es un lugar alucinante, pero a medida que avanzas por ese camino llamado vida, comprendí que somos una raza egoísta. Y en ese mismo instante, comprendí que no quería formar parte de ese egoísmo tan personal, lo siento, no entro en ese mundo.


Y simplemente ahí

Soy solo silencio


Quizás nos quede un largo camino por recorrer, en mi viaje puedo asegurar que he conocido la parte más eterna de las personas, esa que me hace sonreír al recordar, porque al caminar por el presente, compruebo el egoísmo de la raza humana, ese mismo que me hace querer no formar parte de él, y elegir mi propio camino, aunque esté, lo guarde solo para mí. Porque al fin y al cabo, en el universo…somos infinitos.

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La chica de la triste ciudad




Y quizás, las cosas, tal y como las conocemos, deban cambiar…


Allí donde estés

Acuérdate de sonreír


Sucedió una de esas mañanas en las que mis pasos, marcaban la furia de un mundo personal, uno de esos lugares donde las batallas, chocan contra el reflejo más personal, solo eran unos pasos por un mundo que simplemente, avanzaba en una dirección que todos asumimos. Mis manos no eran más, que el silencio de mis propias palabras, mi cuerpo, una barrera ante aquello que simplemente, es gris, toda esa gente que es silencio, que no habla, pero que dice, que guarda sus palabras para lugares en los que simplemente, todos somos palabras, un lugar donde solo somos silencio.

Una ciudad que tranquilizaba sus calles a medida que se hacía mayor, mis calles al fin y al cabo, un paraíso personal dentro de mi propio universo. Las cadenas forman parte de mí, al fin y al cabo, el complemento que me acompaña, no es más que eso, un complemento. Y la música era la barrera, pongamos un cuerpo, pongamos una barrera, y ese soy yo, al fin y al cabo, solo somos parte del viento.

Y fue entonces, cuando la furia marcaba mis pasos, tu apareciste en un breve suspiro. Fueron solo unos pasos, los suficientes como para percatarme dentro de mi espacio de furia, que llorabas, y nadie se fijaba en ti, porque cuando quise reaccionar, ya habías marchado, nadie dijo una palabra, nadie te detuvo a regalarte una sonrisa, nadie pregunto porque tu mirada, era un océano de lágrimas, solo eran parte del silencio.

Quizás fue mi furia, ese rechazo hacia una sociedad egoísta que solo mira por el interés más personal, el que hace que mis palabras, fuesen hacia ti. Porque nunca nos conoceremos, al fin y al cabo solo fuimos un instante de viento, pero lo suficientes como para comprender, que no podía impedirte llorar, pero si lo suficiente como para comprender que el mundo, debe cambiar, y que debemos de ser parte de los otros, al fin y al cabo formamos parte del mismo universo.

Las manos en los bolsillos, la furia en cada paso, las cadenas simplemente siguen ahí. Pero ahora, llevo un pequeño objeto gracias a ti, y aunque no te conozca, aunque no tenga tu nombre, ni tu acento, lo que llevo es por ti. Porque debemos cambiar, debemos hacer de este mundo un sitio mejor, apoyarnos los unos a los otros. Así que estés donde estés, sea cual sea tu nombre, sea cual sea tu camino, tenía que escribirte estas palabras.

Mis palabras, son solo de aire, y así…siempre seremos eternos.

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Las palabras del silencio




Silencio

En tus labios un silencio

En mi almohada los versos

Y una canción por escribir


Quisimos ser de aire, donde el viento acariciaba la piel en cada rincón, quisimos sacarle la lengua a los poetas, y saltar sobre la luna, abrazamos el universo y por un instante, éramos eternos más allá de las estrellas, eternos allá donde la luna escribe sus propias palabras. Y quisimos ser parte de la ciudad, y escribir en cada rincón, los versos de una noche que avanzaba entre los besos, las caricias, y un todo, que simplemente formaba parte del viento.

Y caminar por caminar, y escribir cada palabra, y recorrer cada susurro, en cada una de las palabras de la ciudad.


Fuimos eternos

Cuando la luna abrazaba

Un horizonte infinito


Las manos dibujan paisajes, y pesar del silencio, lo siguen haciendo a cada instante. Cerca de la distancia, lo fuimos todo, acabamos siendo nada, y agrandando la distancia entre el universo, y el beso más tierno sobre la tierra. Quisiera reencontrarme, con aquella parte que te di, con aquellas palabras que hablaban de acero, de sueños, de batallas sobre mi ciudad, quisiera reconocer, aquello que dejé sobre mis pasos, cuando simplemente agrandamos la distancia sobre el silencio, cuando quise volar, y caminar con mis propias palabras


Quisimos ser

Parte del viento


Quizás abrace aquellas palabras, y escriba todos los versos, aquellos que permanecen, bajo mis manos cuando la soledad, se convierte en una compañera que te abraza, y que te susurra, que somos solo parte del viento, que solo somos un acento dentro de aquella canción, que la ciudad, nos escribe entre sus versos, que somos parte de un universo, que simplemente debí comenzar a volar, y así…siempre seremos parte de un universo infinito.

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