La chica de la triste ciudad




Y quizás, las cosas, tal y como las conocemos, deban cambiar…


Allí donde estés

Acuérdate de sonreír


Sucedió una de esas mañanas en las que mis pasos, marcaban la furia de un mundo personal, uno de esos lugares donde las batallas, chocan contra el reflejo más personal, solo eran unos pasos por un mundo que simplemente, avanzaba en una dirección que todos asumimos. Mis manos no eran más, que el silencio de mis propias palabras, mi cuerpo, una barrera ante aquello que simplemente, es gris, toda esa gente que es silencio, que no habla, pero que dice, que guarda sus palabras para lugares en los que simplemente, todos somos palabras, un lugar donde solo somos silencio.

Una ciudad que tranquilizaba sus calles a medida que se hacía mayor, mis calles al fin y al cabo, un paraíso personal dentro de mi propio universo. Las cadenas forman parte de mí, al fin y al cabo, el complemento que me acompaña, no es más que eso, un complemento. Y la música era la barrera, pongamos un cuerpo, pongamos una barrera, y ese soy yo, al fin y al cabo, solo somos parte del viento.

Y fue entonces, cuando la furia marcaba mis pasos, tu apareciste en un breve suspiro. Fueron solo unos pasos, los suficientes como para percatarme dentro de mi espacio de furia, que llorabas, y nadie se fijaba en ti, porque cuando quise reaccionar, ya habías marchado, nadie dijo una palabra, nadie te detuvo a regalarte una sonrisa, nadie pregunto porque tu mirada, era un océano de lágrimas, solo eran parte del silencio.

Quizás fue mi furia, ese rechazo hacia una sociedad egoísta que solo mira por el interés más personal, el que hace que mis palabras, fuesen hacia ti. Porque nunca nos conoceremos, al fin y al cabo solo fuimos un instante de viento, pero lo suficientes como para comprender, que no podía impedirte llorar, pero si lo suficiente como para comprender que el mundo, debe cambiar, y que debemos de ser parte de los otros, al fin y al cabo formamos parte del mismo universo.

Las manos en los bolsillos, la furia en cada paso, las cadenas simplemente siguen ahí. Pero ahora, llevo un pequeño objeto gracias a ti, y aunque no te conozca, aunque no tenga tu nombre, ni tu acento, lo que llevo es por ti. Porque debemos cambiar, debemos hacer de este mundo un sitio mejor, apoyarnos los unos a los otros. Así que estés donde estés, sea cual sea tu nombre, sea cual sea tu camino, tenía que escribirte estas palabras.

Mis palabras, son solo de aire, y así…siempre seremos eternos.

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