Cartas sin nombre


Quizás suene el mar…

Desde la orilla apagamos la ciudad en un beso que supo a distancia, el abrazo de las estrellas, el vacío de la soledad, el tenerlo todo y acabar suspirando entre la nada. Los abrazos de la muralla, y aquellas rocas en las que escribieron tantos poetas de medio verso, yo estaba entre ellos, y desconocía tu ciudad, y desconocía a que sabían tus besos. La distancia no era más que un pedazo de papel, y dibujabas, y me dibujabas, mientras sonreía, y éramos libres, en nuestra nube de algodón mientras dormíamos en la ciudad.

Un verso que hablaba de ti, una carta en blanco que decía todo de mí, y una distancia para los dos, dulce suspiro de soledad.


Las cartas

Solo hablan de tu ciudad


La distancia no es más que un silencio que nos abraza, y nos hace pequeños mientras ella se hace grande, nos tormos más de vientos, más de cuentos sobre la almohada, cuando nos echamos de menos agrandamos el silencio sobre la ciudad. Supongo que solo será un verso, una de esas cartas sin nombre que se escriben tras el cristal en esos días de lluvia sobre la ciudad, supongo que aprendimos a volar en direcciones opuestas.


Pero siempre cerca del mar

Tú para ser libre

Yo para buscar tu libertad


Cartas que no se escriben, versos que no se cuentan, suspiros que simplemente se escriben primavera, sueños que se guardan en un cajón junto al verso de la distancia. A los lejos las luces de tu ciudad me recuerdan porque volé, las luces de tu ciudad se transforman en un verso prohibido, y me visto con los recuerdos, y me desnudo con las palabras, y juntos comprendemos que simplemente…volamos

Siempre en direcciones distintas

Pero cerca

Muy cerca del mar


Las luces de tu ciudad escriben tu nombre, las luces de mi cuidad mi libertad.

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