La tetralogía del hielo: la roca



Las ideas de los pasos

No vuelan sobre el mar

Nos negamos a ser presos, en nuestro cielo de cristal. No éramos las palabras que se marcaban el silencio, no éramos el ave que vuela lejos del mar. Los recuerdos son secretos que se guardan en la distancia, éramos flechas distintas que se disparaban en direcciones opuestas, jugando con el viento simplemente dejamos de ser de aire. No debimos volver sobre los pasos, la sonrisa ya se apagó, pero nos empeñamos en encender su hoguera


Cuando nazca el hielo

Nos convertiremos en acero y cristal


Los barcos no vuelan, solo navegan sobre el mar. Y la distancia debió ser nuestro camino, no la senda de los labios. Fuimos libres bajo el cristal, fuimos aire lejos del mar, fuimos silencio en las cartas. Y las sellamos con los labios, y ampliamos nuestro horizonte, lejos, muy lejos, el silencio quema como el cristal. Nos escribimos, nos dimos un horizonte sin pensar, jugando a saltar sobre el cielo mientras abrazamos una luna llena de versos.


Y apuntamos sobre el hielo

Somos la roca que se lanza contra el espejo

Helando todo a su alrededor


Y gritamos, y saltamos sobre todo, solo era un castillo sobre el mar, no vimos cómo sus cimientos eran el acento del más eterno frio. Somos difíciles de comprender, navegando con las manos pegadas pero en direcciones opuestas. No comprendimos, no supimos, nos limitamos a escalar el más silencioso volcán olvidando que había debajo. Cuando contemos los silencios, contaremos aromas de despedida



Toda roca nace del frio hielo

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