El huracán de los
besos
Dejó paso al palacio
de hielo
El universo queda a los pies…
Al camino se hace en silencio,
olvidando los rescoldos que dieron origen al volcán. Bajo un universo infinito,
el grito resuena sin voz. Solo somos un cometa frío que se cruza una vez en
nuestro interior. Y si gritamos, solo
con dormir volvernos a la senda de los versos sin cumplir. Y si nos despertamos,
volveremos a la cima de nuestro propio iceberg, donde retomar los escritos que
hablen de presente.
Toda roca de hielo
Necesita calor para
nacer
Sin lamentos
No queda sitio para despertar,
solo la ausencia del sendero, bajo la nieve blanca voy olvidando tus pisadas.
Soy olvido, soy la marioneta de una silueta desdibujada que abraza la avalancha,
y se aleja, y se pierde, y se difumina con tus versos, y se aleja de tus labios
para volver a sentir el aroma del frío. Donde
quedaron las caricias ya no queda despertar, donde se borraron los nombres,
solo queda un enorme vacío.
Y en el palacio de
hielo
Volveremos a gritar
Somos presos
De nuestra propia
libertad
Y tal vez la tormenta me aleje de
ti, mientras los pasos se hunden sobre el hielo, y descubro la morfología del
silencio, y te escribo pero sin sentir. Me vuelo más de hielo sin ti, y a pesar
de todo me siento libre. Me abrazo a mi silencio, ya no queda tu voz, ya no
queda el sonido de tus manos caminando sobre la senda del hielo. Y siento el
calor de mi propio silencio. Y grito, y me hago más libre, como una vez debimos
hacerlo,
0 comentarios: