La tetralogía del hielo: el viento



El huracán de los besos

Dejó paso al palacio de hielo


El universo queda a los pies…

Al camino se hace en silencio, olvidando los rescoldos que dieron origen al volcán. Bajo un universo infinito, el grito resuena sin voz. Solo somos un cometa frío que se cruza una vez en nuestro interior.  Y si gritamos, solo con dormir volvernos a la senda de los versos sin cumplir. Y si nos despertamos, volveremos a la cima de nuestro propio iceberg, donde retomar los escritos que hablen de presente.


Toda roca de hielo

Necesita calor para nacer


Sin lamentos

No queda sitio para despertar, solo la ausencia del sendero, bajo la nieve blanca voy olvidando tus pisadas. Soy olvido, soy la marioneta de una silueta desdibujada que abraza la avalancha, y se aleja, y se pierde, y se difumina con tus versos, y se aleja de tus labios para volver a sentir el aroma del frío.  Donde quedaron las caricias ya no queda despertar, donde se borraron los nombres, solo queda un enorme vacío.


Y en el palacio de hielo

Volveremos a gritar

Somos presos

De nuestra propia libertad


Y tal vez la tormenta me aleje de ti, mientras los pasos se hunden sobre el hielo, y descubro la morfología del silencio, y te escribo pero sin sentir. Me vuelo más de hielo sin ti, y a pesar de todo me siento libre. Me abrazo a mi silencio, ya no queda tu voz, ya no queda el sonido de tus manos caminando sobre la senda del hielo. Y siento el calor de mi propio silencio. Y grito, y me hago más libre, como una vez debimos hacerlo, 

0 comentarios: