Un instante en las nubes



Es la fragilidad del todo


Pero a la vez es la voz

Del nada más absoluto


Es solo un buenos días desconocido, un café al amparo de un libro y de miradas desconocidas que se pierden en el aire. Es un cigarrillo en una ventana de invierno preguntándose el porqué de los pasos. Es un simple gesto, horizontal siempre horizontal, y siempre que podemos mirando al infinito. Hay días que son de lluvia, días de poemas cerrados y mantas bien abiertas. Hay días de soledad, de silencio, y no solo el ajeno. Es el sonido de una guitarra hablando, contando, soñando y, porque no, contando mil silencios en la espalda.

Es ese todo que nos convierte en nada y nos envuelve en un suspiro para hacernos comprender que solo somos un punto más perdidos en medio de un universo infinito. Es esa sensación de pensar, y de hacerlo, en que solo somos parte de un silencio, parte de una vida atada a una fragilidad. Solo somos aire, y a pesar de no dejar de ser más que una simple frase escrita en algún muro olvidado, las piedras siempre tuvieron razón.

Somos parte de la nada, al fin y al cabo, el todo no existe. Porque de existir ese todo, hoy por hoy no seriamos nada.

Es el tacto olvidado de la piel. La carta que nunca escribimos con nuestras manos pero si con nuestra boca sin voz. Son los pies descalzos sobre la arena de una playa vacía. Es saber que todo es efímero, y aquí deberíamos incluirnos. Es mirar atrás, y reconocer que nos hemos equivocado tantas y tantas veces, que en ocasiones, hemos perdido la sensación de lo efímera que es la vida. Al fin y al cabo todos somos una parte del infinito.

Es por eso que la voz, siempre guarda mil palabras y estas nunca saldrán. Es por eso que saboreamos una taza de café con mil ojos pero ninguna voz. Y miramos, y pensamos, y sentimos, nada es para siempre excepto un único adiós.

Y miraremos al cielo en las noches estrelladas, y pensaremos que la luna está mucho más cerca de lo que pensamos, y creemos que estirando nuestra mano, podremos alcanzarla. Supongo que es por eso que nuestra sonrisa es aquello que más brilla dentro de un universo infinito. Supongo que por ello vale la pena mirarnos a los ojos, y sin importar quien lleve la voz o cualesquiera que sean los nombres, sonreír a pesar de nuestra fragilidad.

Solo son instantes, solo son notas de una canción a la que nunca pusimos letra.


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