Adoro el momento
Y pensarte
Y que nos pensemos
Para vivir el ahora
Adoro despertarme sin prisa,
saboreando cada momento, y mirar por la ventana mientras el café me da la bienvenida
al día. Adoro no pensar, y divertirme en un mar de ideas, de caminos por los
que seguramente caminaré, y les llamaré letras. Unos serán de kilómetros, otros
quizás solo de un par de centímetros, pero cada uno de ellos será parte de un
camino que no escribiré. Adoro saborear el momento, el ahora, disfrutar de cada
instante, lanzarme a la locura de la ausencia de tiempo.
Me gusta decirle a la luna cuando
sale ella para mí, girar alrededor del mundo y pararme en cualquier momento.
Adoro ver anochecer y convertirlo en mi despertar. Me gusta poner las horas patas
arriba, y sentir cada momento, en cada uno de sus sonidos y en cada uno de sus
silencios. Adoro describir aromas, y no amoldarme a la rutina, adoro improvisar
en cada momento, y no escribir lo pensado, darle la vuelta a todo, y ser libre
dentro de mis propias cadenas.
Adoro omitir mi nombre y buscar
la sonrisa en los que me importan. Me gusta no tener prisa cuando debe nacer
una sonrisa pero del mismo modo, adoro correr a dar un abrazo aunque tenga que
soltar mis propios escritos. Adoro buscar
la sorpresa en la felicidad de demás.
Me gusta guardar
silencio
Para crear la
felicidad
-Y volverme luego
invisible-
Adoro el momento, el ahora, el ya
más inmediato. Me gusta romper la rutina aunque la necesite, aunque le escriba
cartas cada vez que le echo de menos. Me gusta no quedarme con lo mismo, hacer
que cada sea distinto dentro de su aparente camino. Me gusta improvisar, sentir
la vida, al fin y al cabo el camino se hace en presente. Adoro tener mis manos
y mis pies siempre en movimiento pero no lo olvides: nunca para mí.
Adoro sentir la vida en cada uno
de sus instantes…y sentirme libre, sentirme solo de aire.
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