Que de la soledad
De aquellos senderos
Donde todo parecía regresar
A un origen desconocido
Pero en el que las palabras
Eran cielos entre los abrazos
Y de la nada
Comenzamos a creer en todo
Que los pasos
Eran certezas entre paredes
Y valía la pena
A cada instante recorrido
Hasta perderse
En el más absoluto silencio
Así que dime ¿como arrancar la piedra que impide que la arena avance hasta el desierto? Que me niego aunque en ocasiones me sienta vivo y el recuerdo solo es una palabra que nunca quise pronunciar. Que toda roca nace de un olvido, de un silencio que quizás se iba escribiendo, que no fueron los abrazos, que no fueron las despedidas. Y intentar arrancar aquello que por una vez hizo sentir vivo, quizás no valga la pena mientras me lance a una batalla que me dijiste que no debía olvidar. Me volveré a equivocar otra vez, y arrancaré las paz para lanzarme a la batalla pues ahí nada duele y todo parece tener sentido.