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La guerra del todo: el recuerdo




Quieres regresar

A donde el silencio

No es más que un recuerdo

Que dejaste al partir


Y quizás comprendas el porqué de la batalla…

El recuerdo se hace firme, quisiste ganar en una tierra que no tenía nombre. Tus soldados han dicho que te has convertido en la sombra de un bello recuerdo, que cuentas espadas en silencio, y que aquella que no cortaba, fue la que ganó. Viniste a por mí ¿recuerdas? Yo no era más que una palabra que no se escribía, pero que abrazabas tan fuerte, que creíste hacerla eterna. En un océano de palabras saltaste sobre mis silencios.


Y convertiste tu guerra

En el más bello de los recuerdos


Soy un pedazo de tu propio verso, y me besas desde lejos para no hacerme de silencio, me desatas de las palabras, que te llevaron a la guerra, y te rindes a los brazos de aquellos que querían la paz. Nadie escribirá la palabra derrota ahora que somos silencio, nadie dirá porque la luna, besó tus propias armas, nadie dirá a qué sabe el viento si este no es más que un suspiro en lo más profundo de tus labios.


Viniste a por mí

Cuando yo ya estaba lejos


Quedará el más bello de los recuerdos, la caricia más firme cuando marchaste, no era lugar para ti si venias con la guerra anclada entre tus brazos, no era lugar para enfrentarnos en una guerra que no pedí, no es un verso de despedida, es un verso por verte volver sin tu guerra, aquella que te hizo marchar, aquella que te trajo hacia mi mientras escribías versos sobre la luna. Dejaré la puerta abierta por si quieres volver, pues la paz…es parte de nuestro universo.

La guerra del todo: la batalla





Saltas


Los silencios quedan relegados

A una palabra antes de la batalla


Y te lanzas a por mí, vienes a por justo al anochecer

Me dices que vienes a ganar, en una batalla que forma parte de ti. Cumples con tus palabras ante el silencio de tus propias alas. Somos enemigos frente a frente que se lanzan con todo en una batalla que solo escribió una palabra.

Y te conviertes en el hielo, antes de lanzarte hacia mí. Fuego contra el calor de batalla que no escribí. Ambos decidimos bailar con las espadas bien firmes, y me besas por un instante, me dices que ansias la victoria que no te pude dar, me dices que formo parte de ese pasado contra el cual me enfrenté.

Dicen las sombras que te vieron saltar con la firmeza del viento, que ibas con todo, a ganar tu propia batalla. Dicen que volaste tan alto, que incluso la luna te quiso abrazar, y por eso me besaste, alzaste tus armas sin tiempo para reaccionar, y golpeas con tus labios por no hacerlo con tu cuerpo, y juntamos las alas mientras el mundo observar el fragor de la batalla.


He bajado desde mi luna

Solo para darte un abrazo

Antes de partir


Las espadas en todo lo alto, tus manos sobre mí, y tu cuerpo describiendo la senda del silencio. Dicen que marchaste en silencio, que cuando finalizó la batalla, quisiste renegar de mi nombre, dicen que quizás, ya no lo vuelvas a intentar, pues cuentan que viniste a buscar la guerra allá donde solo había paz.


Y regresé a mi lugar

Para seguir en mí silencio


Cuéntame como te fue, como supieron lo besos que nunca te dije, dime porque los abrazos, no deben ser infinitos. Y te diré porque tu derrota, no fue más que una forma de ayudarte a volar, y te contaré todos mis silencios, y te diré porque aquella no era mi guerra. Que juntos haremos, de nuestra historia un verso, para anclarlo en cada palabra, en cada acento, en nuestro propio campo de batalla.

La guerra del todo: declaración de guerra, posicionamiento




Silencio

Tus pasos avanzan hacia la guerra

Has traído a tus soldados a un campo de batalla, te observo desde la distancia, ya vienes a por mí, vienes a mi encuentro en una guerra que yo no desee. Y dices desde lejos que vienes a vencer, que vienes a cumplir aquellas palabras que escribiste sobre el viento, lejos de todo sonido donde duerme la poesía más exacta, allí donde las flores duermen en tu jardín. Voces que dicen que es tiempo de guerra, palabras que se escriben para avanzar.


Te conviertes en hielo

Antes de venir hacía mi


En tiempos de guerra, no conoces la paz, eres la sombra de lo que no fueron, y sabes que puedes atacar, vienes a por mí, es algo que anisas pues tu voz, solo lleva mi nombre. Tus soldados quedan a la sombra de tu espalda, alzas tu mano mientras besas los labios, en tiempos de guerra las palabras guardan silencio, eres viento y destino a la vez, y no te culparé de lo que un día fuimos


Al fin y al cabo

Vienes a por mí

Yo, que un día fui como tu

Silencio en mi propia paz


La batalla está servida, a mi espalda el vacío de la soledad, toda mi tierra anclada en un lago de letras infinitas llenas de silencio que yo mismo escribí. Venías a por mí y te dejé avanzar, eres la firmeza del todo, segura a cada paso, con la voz firme de tantas victorias tras de ti. Cuentan que ansías esta batalla, que anisas la guerra contra aquello que solo era silencio. Dicen que tus labios marcan los pasos, que tras de ti, sienten la admiración, son tantas las victorias, que solo ansias una mas


Y tras tus armas dejas

Las sombras que te vieron crecer


Una batalla que no desee, y vienes a por mí, y vienes a ganar aquello que nunca tuviste, aquello que hace avanzar firme en tu propio terreno de batalla. Sobre la tierra los nombres que escribimos, hay estrellas en el universo que abrazan cada uno de los silencios que te escribí, y quizás vengas tan firme, que desconozcas el porqué de la batalla. Vienes a por mí y juntos…hablaremos solo de paz.

La guerra del todo: El aviso




A lo lejos…

Solos en medio de una tierra repleta de batallas. Y caminabas al frente, tu batalla en mi guerra. Sombras conocidas dentro de un universo imperfecto, la fragilidad del silencio en tu arma contra mi batalla.

A un lado tu silencio, al otro mis palabras, solo somos dos desconocidos en un mundo donde vienes a declarar la guerra, y apenas te conozco, apenas sé que no eres más que un acento más dentro de una misma batalla. Caminas desde lejos, allí donde la voz no es más que una palabra que se escribe.


Vienes a por mí

Vienes a despertar

Aquello que creímos dormido


Tus pasos son la firmeza, tantas batallas a tus espaldas que has perdido la noción del silencio. Y ahí tú eres feliz, vienes a por mí, alguien lo escribió en una palabra, somos la propia sombra del silencio, y tú vienes a por mí. Y lo haces con la firmeza de tantas victorias conseguidas, con aquellos recuerdos que te hicieron crecer dentro de la batalla, vienes a paso firme, con la tranquilidad de todo, que comenzó siendo nada, y ahora eres tú, para ser parte de los abrazos.


Soy un silencio

Que simplemente permanece

Al otro lado del muro

Que pretendes escalar


Caminabas hacia mi silencio, y yo no era nada, solo una batalla que ibas a librar, una de tantas, pero contra un enemigo que quizás ansiabas. Y me tienes frente a ti, mientras yo continuo en mi silencio, si vienes a por mí despiértame, quizás comprenda el porqué de tu posicionamiento en este campo donde otras personas cayeron, donde tantos nombres, quedaron eternos sobre la tierra, a un lugar donde ambos…somos parte de un principio.

La tetralogía del hielo: la roca



Las ideas de los pasos

No vuelan sobre el mar

Nos negamos a ser presos, en nuestro cielo de cristal. No éramos las palabras que se marcaban el silencio, no éramos el ave que vuela lejos del mar. Los recuerdos son secretos que se guardan en la distancia, éramos flechas distintas que se disparaban en direcciones opuestas, jugando con el viento simplemente dejamos de ser de aire. No debimos volver sobre los pasos, la sonrisa ya se apagó, pero nos empeñamos en encender su hoguera


Cuando nazca el hielo

Nos convertiremos en acero y cristal


Los barcos no vuelan, solo navegan sobre el mar. Y la distancia debió ser nuestro camino, no la senda de los labios. Fuimos libres bajo el cristal, fuimos aire lejos del mar, fuimos silencio en las cartas. Y las sellamos con los labios, y ampliamos nuestro horizonte, lejos, muy lejos, el silencio quema como el cristal. Nos escribimos, nos dimos un horizonte sin pensar, jugando a saltar sobre el cielo mientras abrazamos una luna llena de versos.


Y apuntamos sobre el hielo

Somos la roca que se lanza contra el espejo

Helando todo a su alrededor


Y gritamos, y saltamos sobre todo, solo era un castillo sobre el mar, no vimos cómo sus cimientos eran el acento del más eterno frio. Somos difíciles de comprender, navegando con las manos pegadas pero en direcciones opuestas. No comprendimos, no supimos, nos limitamos a escalar el más silencioso volcán olvidando que había debajo. Cuando contemos los silencios, contaremos aromas de despedida



Toda roca nace del frio hielo

La tetralogía del hielo: el viento



El huracán de los besos

Dejó paso al palacio de hielo


El universo queda a los pies…

Al camino se hace en silencio, olvidando los rescoldos que dieron origen al volcán. Bajo un universo infinito, el grito resuena sin voz. Solo somos un cometa frío que se cruza una vez en nuestro interior.  Y si gritamos, solo con dormir volvernos a la senda de los versos sin cumplir. Y si nos despertamos, volveremos a la cima de nuestro propio iceberg, donde retomar los escritos que hablen de presente.


Toda roca de hielo

Necesita calor para nacer


Sin lamentos

No queda sitio para despertar, solo la ausencia del sendero, bajo la nieve blanca voy olvidando tus pisadas. Soy olvido, soy la marioneta de una silueta desdibujada que abraza la avalancha, y se aleja, y se pierde, y se difumina con tus versos, y se aleja de tus labios para volver a sentir el aroma del frío.  Donde quedaron las caricias ya no queda despertar, donde se borraron los nombres, solo queda un enorme vacío.


Y en el palacio de hielo

Volveremos a gritar

Somos presos

De nuestra propia libertad


Y tal vez la tormenta me aleje de ti, mientras los pasos se hunden sobre el hielo, y descubro la morfología del silencio, y te escribo pero sin sentir. Me vuelo más de hielo sin ti, y a pesar de todo me siento libre. Me abrazo a mi silencio, ya no queda tu voz, ya no queda el sonido de tus manos caminando sobre la senda del hielo. Y siento el calor de mi propio silencio. Y grito, y me hago más libre, como una vez debimos hacerlo,