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Un mundo distinto



Supongo que va bien…


No lo se

Nunca me he parado a pensarlo

Pues de hacerlo

No lo haría


Supongo que todos, absolutamente todos, deberíamos hacerlo. Girar nuestro cuerpo y dejar que nuestra mirada vea las cosas desde otro ángulo, desde otra perspectiva. Supongo que colgarse boca abajo ayuda a ver el mundo de una manera distinta a como la vemos con los pies en el suelo. Por eso sé que, y siempre con mis pies colgando en el cielo, que las cosas se ven de una manera un tanto especial: a nuestra manera.

Por eso creo que estamos equivocados, todos, absolutamente todos, a no querer despegar nuestros pies del suelo. Si aprendimos a caminar por nosotros mismos ¿Por qué no hacerlo también con nuestros sueños? Con los pies invertidos las cosas se ven distintas. Porque a todos nos gusta ¿Quién no desea soñar? Yo no. Y no es que sea una contradicción creada por el golpe de realidad, simplemente al colgarme boca abajo tengo bien claras mis ideas, y no: no deseo soñar, al fin y al cabo esa no es la idea ¿Desear? Solo los locos nunca despegan los pies del suelo. Y yo hace tiempo decidí colgarme boca abajo y no desear soñar: hacer que mi realidad sea un sueño perpetuo.

Está bien caminar por el suelo, y saber que tenemos tiempo y que este se nos acaba. Pero boca abajo el tiempo es eterno, y como nuestros sueños, carecen de tiempo pues este es perpetuo. Adoro estar boca abajo y escribir un hasta luego cuando escribimos hasta nunca pues el “nunca” no existe más que en una palabra escrita.

Adoro colgarme del techo, y ser yo mismo, sin pensar en que dirán o el que dejarán de decir aquellos que nunca se han subido al techo. Adoro contemplar en silencio la mirada, sin voz, sin sonido, solo con el silencio más sincero. Con ese que desea subirse al techo y dar los buenos días cuando ya ha marchado el sol.  Con ese me gusta cuando me miras con esa sonrisa, con ese abrazo cuando simplemente lo sentimos.

Adoro colgarme del techo y bostezar ante lo gris, ante los que no sueñan. Los comprendo, los acepto, no los comparto. Adoro pensar que las cosas pueden cambiar y que todo, absolutamente todo puede ir mejor. Pero aún por encima de todo adoro luchar por borrar esa palabra llamada sueño y conseguir, entre todos, para todos, que esta sea realidad.


Tal vez

Solo tal vez


Deberíamos colgarnos más del techo y ver el mundo desde otra perspectiva.


La primera hora




Han pasado pocas primaveras


-He encendido las horas-

-He apagado los versos-


He apagado lentamente tu rincón para volver al techo una vez más. Por eso espero que esta vez la locura no me olvide mientras describo tu nombre con cada uno de mis acentos. He silenciado las olas del mar, susurraban en silencio mientras marcha a dormir con el recuerdo del abrazo más infinito. He escondido los libros en un baúl y he arrojado la llave hacia tu nombre, cuando vuelvas volveremos a volar.


Quizás te esté recordando

En cada uno de mis silencios


Hoy el día amanece gris ¿recuerdas? Fue igual que en tu despedida, solo que hoy, con el viento girado en mi mejilla, se nota la ausencia de los abrazos. He dejado un mensaje en tu colchón, bajo los libros más vivos, bajo las miradas menos ausentes. Y mientras dibujo tu nombre entre bocetos prohibidos, voy componiendo la letra de un verso que todavía no he escrito. Y mientras voy divagando entre nubes voy recordando porque el mar es azul.


Y cual el sonido

Del abrazo sobre el pecho

O sobre que horizonte

Nace tu sol



Solo hace pocas primaveras y ya parece una eternidad. Miro al reloj, una vez más, para no perder la costumbre, son las horas sin ti. Quizás antes de dormir rompa la distancia que crea el silencio, quizás, cuando caiga en mi cama, y aunque gruñas a labios cerrados, siga despierto, una vez más, solo una vez más, y te observe, y te abrace, y me pierda en tu universo infinito más abstracto. Los abrazos cortos, las despedidas escritas con letras de imposible ¿y el recuerdo? Dentro, muy dentro, y firme, muy firme, tan firme que casi podemos tocarlo con las manos. Y perdernos en el silencio que envuelve nuestra mirada.

Frágil



Grítame

Vísteme con tus palabras, hazme un sitio en tu colchón, y dime que en este invierno frío en tu cuerpo siento calor. Dime que al separarme de ti, no descubrí una forma de dejarme caer. Dime que a tu lado, las cosas, y todo su universo infinito, pueden cambiar. Dime que siempre sale el sol por tu mirada y que en mi cuerpo aún pueden cerrarse las palabras que no pude cambiar. Dime que no hay adiós, ni distancias, ni versos opacos bajo una copa de vino. Dime que el amanecer se dibuja en tu mirada y yo, ahí, en silencio, al fin me siento feliz.


Pero grítame

Dime que sigo vivo

Bien vivo


Grítame bien alto, bien fuerte, quema mi voz con tus palabras, con tu silencios, con tus caricias en mi espalda. Dime que al fin se borró aquel invierno gris de pasos ausentes. Dime que las cosas pueden cambiar, que en tus brazos me ausento de mis miedos ¡y grito! Pero contigo, con nuestra voz al igual que con las páginas de un libro aún no escrito. Dime cual es el sendero que conduce a tu felicidad, y que camino debo recorrer para alejarme de la sombra del ayer. Dime que el universo es un circulo poco convexo pero que en el puedo volar.


Y mírame a los ojos

Para que vuelva a sentir el aire

Y el recuerdo de tus palabras escritas


Grítame para que despierte de este estado ausente. Que mi vida, solo tuvo una pausa indefinida, y que me cegué en alas que no eran mías. Dime que aún puedo alcanzar la luna con mis dedos, y aunque protestes, mis manos aún pueden volar más y más. Dime que no estoy anclado, sujeto a una burbuja creada con silencios, con silencios que al fin y al cabo encendieron la distancia y apagaron las palabras.  Dime que si sangro con las líneas de aquellos que no tienen voz, tú estarás ahí, que si tengo que caer tu mano será mi salida. Que si me miras sabré que estás ahí.


Grítame en tus palabras

Para apagar el silencio de las heridas



Y si crees que por un instante te olvido, que guardo mis palabras entre libros sin luz, sonreiré. Y como una vez más, te abrazaré haciendo tus miedos mi batalla y diré que ambos estamos ahí, ambos estamos aquí.

El hombre que ha dejado de soñar



Y quizás pueda pensar que hemos dejado de soñar…

Despertamos, abrimos los ojos y, quizás, solo quizás, bostecemos por miedo, por la inercia de una rutina que en silencio, nos aprieta, nos ahoga, y nos dice que somos suyos. No dejamos de ser más que simples presos de lo común de lo vulgar, de lo más inerte de aquellos que irónicamente, llamamos vida.

Hemos dejado de creer, de soñar, de pensar con los ojos cerrados. Hemos dejado de dibujar sueños para acomodarnos, y siempre de manera errónea, en lo más absurdo del suelo. Caminamos, no volamos ¿Dónde quedan los sueños? Solo relegados a aquellos que llamamos locos y a los cuales, en silencio, envidiamos.

Porque si algo tiene la vida son sueños y ¿acaso lo mejor de los sueños no es luchar por ellos? Porque da igual si no los cumplimos: nos habremos demostrado que sabemos luchar por ellos y en el camino habremos aprendido tantas cosas que luego podremos usar para alcanzar nuevos objetivos.

Pero el ser humano es cruel: lo sueños sueños son. Porque si los hacemos realidad, aunque antes hayamos tenido que aprender a despertar, dejan de ser sueños para convertirse en nuestros miedos. Y si digo miedo es porque el ser humano, como tal, tiene miedo a soñar. O al menos esa es la sensación: somos miradas vacías en un universo infinito.

Si abrimos los ojos y guardamos la palabra creamos un libro con millones de páginas. Una imagen vale más que mil palabras pero ¿Cuánto vale un silencio? También hablan, también sueñan y como tú, y como yo, también son vulnerables al deseo de poder volar.

Seguiré pensando que el ser humano es un ser absurdo, básico y primitivo en cuanto a conceptos y sueños. Seguiré pensando que por más que pasen los años, siglos y milenios, seguiremos anclados a un estilo de vida ideológicamente cavernario, primitivo y sin apenas diferencias con nuestros antepasados.


Y si tengo que pisar la luna aunque me llamen loco…preparen la camisa de fuerza, el blanco me sienta genial.